Fernando Planelles: “La Caja Rural es una aliada para afrontar la modernización”

Es el nuevo director de la primera entidad financiera de Jaén, un profesional que conoce la provincia como la palma de su mano y predice el futuro en el territorio ligado a la inplantación de la innovación

10 mar 2025 / 19:39 H.
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LA ENTREVISTA

No es fácil el relevo cuando antecede en el cargo una persona con cuarenta años de trayectoria impecable y, sin embargo, asume el reto con el convencimiento de que el trabajo siempre tiene su recompensa. Fernando Planelles Carazo (Jaén, 1971) sustituye a Enrique Acisclo al frente de la Dirección General de la Caja Rural de Jaén, una entidad referente en España en la lucha contra la exclusión financiera y en el compromiso con el territorio. Siente la casa que le acoge como suya, en tan corto espacio de tiempo, y tiene claro que, aunque las cifras actuales son difíciles de superar, hay margen de crecimiento.

—¿Quién es Fernando Planelles?

—Un jiennense que nació en diciembre de 1971, que estudió en los Maristas y Derecho en la Universidad de Jaén, por lo tanto, muy apegado a la tierra. Eran tiempos difíciles. Estudié oposiciones a inspector de Trabajo y no las aprobé, un fracaso que luego se convirtió en una oportunidad. Había muy pocas plazas y me decanté por buscar trabajo. Eché trescientos currículums a toda España, a compañías de seguros, de teléfonos, empresas de trabajo temporal... y tuve la suerte de que me cogieran en el Banco de Andalucía. Entonces no había ni correos electrónicos ni móviles, sino el buzón, las cartas y el teléfono fijo familiar. Me llamaron un miércoles y me incorporé, el lunes, en Aguilar de la Frontera. Tuve que buscar un Atlas y comprobar que estaba en Córdoba. Empecé en 1996, estuve en Córdoba varios años y, después, me hicieron director en Torremolinos. En 2001 regresé a Jaén para casarme y me dieron la oportunidad en Cajasur, en Villargordo. En 2002 di el salto a Ibercaja, como director de oficina hasta 2014, que me fui a Córdoba a ser director de Zona de Andalucía. Tres años después me trasladaron a Badajoz para dirigir Extremadura, Andalucía y Canarias, una de las cinco territoriales del banco y, gracias a la generosidad de mi mujer y de mis hijos, pude continuar mi carrera. No esperaba volver a Jaén hasta la jubilación y, sin embargo, el destino quiso darme este regalo en Caja Rural de Jaén.

—¿Cómo se siente en el cargo de director general de la primera entidad financiera de Jaén?

—Es una responsabilidad muy grande. Soy consciente de la importancia que tiene la Caja Rural. Tengo treinta años de experiencia en banca y vengo con la humildad de aprender todos los días, de aportar mi grano de arena, consecuente con las grandísimas fortalezas que tenemos y dar toda mi experiencia y mi forma de ser para que sea cada día mejor.

—No es la primera vez que ocupa usted un puesto directivo. ¿Qué cree que tiene este que no tengan otros?

—Es precioso, porque poder participar en dirigir un banco es muy bonito, ya que tocas todas las partes, no sólo oficina, sino también solvencia, liquidez, auditorías y la parte interna tan necesaria para establecer estrategias a corto y largo plazo, para que la entidad sea más rentable con el objetivo de cumplir la misión más importante: contribuir al desarrollo económico y social de nuestra tierra. Eso lo tenemos grabado en el ADN. Es bonito y muy reconfortante porque, además, es mi tierra, una provincia olvidada por las administraciones que necesita ayuda para salir adelante.

—¿Qué consejos ha recibido de Enrique Acisclo?

—Muchos. Enrique Acisclo ha sido director general durante cuarenta años, tiene una trayectoria imponente, cogió una entidad quebrada y la ha situado en una caja referente. He recibido como consejo la prudencia, cuidar mucho a nuestra plantilla, que es nuestra fortaleza, y mantener elevados niveles de solvencia y liquidez. Es una persona muy sabia, de la que aprendemos todos los días.

Mi objetivo es que la entidad financiera sea cada vez más rentable con el objetivo de cumplir la misión más importante: contribuir al desarrollo económico
y social de nuestra tierra”

—¿Qué es para usted la Caja Rural de Jaén?

—Es todo. He trabajado siempre en banca y la vocación social de la entidad financiera la llevo muy dentro, y eso se agranda de forma exponencial en la Caja Rural de Jaén. Por ejemplo, tenemos el fondo de educación y promoción que revertimos a la sociedad con 4,3 millones de euros en proyectos sociales, en actividades cooperativas, en defensa del patrimonio y a través de la Fundación, que llega a tantos colectivos. Hacemos una magnífica labor. No hay más que ver que somos la única entidad en muchos pueblos y Jaén es la única provincia de España donde no hay exclusión financiera. Estamos en los 97 municipios y en muchas aldeas.

—Esa es, quizás, la principal diferencia, la implicación social y económica en el territorio...

—Se sorprendería la gente si conociera, realmente, los datos financieros. Nuestra solvencia, nuestro índice de eficiencia y de capitalización es más elevado que la media del sector financiero y que muchas de las medias de grandes entidades y, además, nuestra forma de trabajar es no maximizar el beneficio. Nosotros estamos en muchos sitios en los que no nos salen las cuentas, pero renta más estar al lado de las familias, de los colectivos y de las instituciones para hacer realidad los proyectos. Una de nuestras máximas es no obligar a la gente a acudir al cajero y a usar medios telemáticos, la atención a las personas mayores, tanto a clientes como no clientes sin restricción de horarios... Todo eso supone un sacrificio y destinar recursos técnicos y humanos más por vocación que por rentabilidad.

¿Qué objetivos se marca en esta nueva aventura?

—Mantener todo lo bueno que tenemos, con nuestros valores y nuestros índices de referencia, y crecer en ámbitos en los que hay espacio. Tenemos una cuota de mercado importante, en torno al 23%, pero nuestro objetivo es crecer más. Un 40% de las oficinas bancarias de la provincia son de Caja Rural, un 34% del empleo financiero es nuestro, pero queremos aumentar nuestra actividad y dar un salto de especialización en las empresas y banca privada, porque hay recorrido.

—¿Cómo hacen rentable una organización con 162 oficinas y más de 500 trabajadores?

—No es fácil. Nuestra rentabilidad supera la media del sector financiero y la forma de hacerlo es estando muy cerca de los clientes, teniendo un servicio magnífico y ofreciéndoles todas las ventajas en lo que necesiten, acompañándoles en sus proyectos. Tenemos, además, la ventaja de recibir el respaldo del grupo, con una compañía de seguros en común, otra de servicios informáticos, el banco cooperativo, la gestora de fondos de inversión y planes de pensiones, con lo que todo ese soporte hace que estemos a la última en productos, servicios, aplicaciones y en usar la innovación y la inteligencia artificial en la mejora de nuestros procesos para ser un banco cercano y, a la par, moderno y ágil para atender a la parte agrícola, industrial y empresarial.

—¿Habrá nuevas oficinas?

—Jaén está bien atendida, pero sí estamos en un proceso de intentar renovar instalaciones y modernizar alguna oficina para hacernos más agradables y que nuestra plantilla esté más a gusto. Tenemos presencia en Córdoba, en Madrid, en Sevilla y en Barcelona y allí donde haya alguna oportunidad abriremos oficinas, pero en este Plan Estratégico que está a punto de terminar no hay previstas grandes aperturas. A mitad del año próximo trabajaremos en el nuevo Plan Estratégico 2026-2028 y analizaremos si hay alguna oportunidad, pero siempre desde el punto de vista de la prudencia.

—¿Cómo se puede consolidar el liderazgo en el mercado actual con tanta competitividad?

—Hay que diferenciarse de los demás. El dinero es dinero y el valor de una entidad financiera no es cobrar un 0,10 más, sino que lo importante es el compromiso, es la cercanía y es el servicio. Tenemos un plantilla muy formada, muy preparada, muy comprometida, que se deja la piel por sus clientes y ese servicio está muy valorado. Esa es la línea de trabajo, además de mejorar en productos, especialización y formación nuestra gente para dar mejores soluciones financieras.

—¿Hay margen de crecimiento en una provincia que decrece en población cada año?

—Yo estoy convencido de que sí. De hecho, el objetivo que nos marcamos en crecer en nuestra cuota de mercado en la provincia y hay recorrido para poder hacerlo.

Tenemos un gran potencial. Somos la gran olvidada, pero debemos tener la capacidad de reaccionar y aprovechar las oportunidades. Hay un déficit de infraestructuras importante y tenemos que luchar por mejorar”

—La Caja Rural de Jaén es un buen termómetro para medir la temperatura de la economía en la provincia. ¿Qué visión tiene de esta tierra desde el punto de vista de los números?

—Tenemos un gran potencial. Somos la gran olvidada, pero debemos tener la capacidad de reaccionar y aprovechar las oportunidades. Hay un déficit de infraestructuras importante, el ministro hizo grandes anuncios el viernes para corregirlo, pero tenemos que luchar para conseguir tener, no más, sino lo mismo que el resto de otras provincias. Es necesario para que la industria no tenga perjuicios competitivos y se pueda instalar aquí. Disponemos de un paraíso interior en turismo y en gastronomía, menos costes laborales que otros territorios, menor rotación de plantilla, un gran talento joven, un gran potencial en la Universidad con un volumen de estudiantes próximo al de Córdoba e ilusionantes proyectos como el Cetedex, en el que la Caja Rural ha hecho una importante aportación de 5 millones de euros directamente para ayudar a la Diputación a ejecutar la compra de los terrenos. Tampoco hay que olvidar el biogás o la industria del vehículo en Linares que harán que el talento se retenga.

—No hay que olvidar los casi 67 millones de olivos. ¿Cuáles serán las principales líneas de acción en la agricultura y ganadería?

—Para nosotros es una parte muy importante, donde somos especialistas y entendemos como nadie el mundo cooperativo. Hay que destacar tres líneas, el compromiso con el territorio para fijar a la población, la sostenibilidad en una tierra que es captadora de CO2 y la aplicación de la innovación a la agricultura y la ganadería. La Caja Rural es una aliada para afrontar la modernización.

—¿Cómo pueden ayudar a los olivareros para ser más competitivos y que el valor añadido se quede en la provincia?

—Trabajamos para que, igual que la demanda está concentrada, la oferta también se agrupe para defender el precio y la calidad, que es lo que nos diferencia. El objetivo es ayudar a reducir costes, a la eficiencia en el riego y a introducir nuevas tecnologías, una forma de poner en valor el sector.

—Dijo José Luis García-Lomas en 2005 que a Jaén le faltan empresarios que no se valgan de las subvenciones. ¿Qué opina?

—Opino que sí, que hay que reclamar a las administraciones públicas a que pongan los medios y nos ayuden y, por otro, es necesario que los empresarios sean capaces de crear proyectos y arriesgar o poner en marcha empresas y no esperar a que nos lo den todo hecho. No ayuda el conformismo ni el victimismo.

—Uno de los principales problemas que tienen los jóvenes es la vivienda. ¿Qué hace la Caja Rural para facilitar el acceso?

—Para nosotros es una línea estratégica, intentar que los jóvenes estén con nosotros desde los primeros años y dar solución a la vivienda. Somos conscientes de que es un problema la adquisición y siempre estudiamos soluciones hipotecarias para ayudarles. Es necesario más oferta, más parque y más disponibilidad para que los precios sean razonables.

Jaén es una provincia más ahorradora que inversora y hay que cambiar la tendencia para activar el empleo y conseguir más riqueza. Caja Rural acompañará siempre a las familias y a las empresas”

—Crisis, pandemia.. ¿Hay tregua para la recuperación?

—Los niveles económicos están recuperados. La pandemia fue una lección para todos. La banca sufrió mucho y no se valoró lo suficiente el trabajo que hicimos, durante las mañanas, las tardes y las noches para sacar adelante préstamos ICO para que las empresas pudiera seguir con su actividad, tuvimos las oficinas abiertas y, en general, supimos dar respuesta y estar a la altura en una muy difícil situación. Hay margen de crecimiento.

—¿Por dónde cree que puede ir el desarrollo de Jaén?

—El crecimiento debe estar ligado al desarrollo empresarial. El turismo puede ser una oportunidad, lo mismo que el patrimonio, pero necesitamos infraestructuras de comunicación y potencia eléctrica. La Universidad es un gran potencial, donde se genera talento, y debemos concienciar, desde el colegio, para no aspirar a ser funcionario, sino empresarios. La Caja Rural estará siempre apoyando.

—¿Cómo está la morosidad?

—Ha descendido bastante, aunque un poco más elevada en la provincia. Hay que ser prudentes en la concesión de riesgos para recuperar nuestros préstamos y poder seguir financiando proyectos y cumplir nuestra misión.

—¿Y el ahorro?

—Es una provincia más ahorradora que inversora y hay que cambiar la tendencia para activar el empleo y conseguir más riqueza.

—¿Es recomendable un plan de pensiones tal y como está la pirámide de la población?

—La fiscalidad no ayudó a que este producto creciera. Se limitó la aportación a 1.500 euros anuales y, sin embargo, creemos que es una herramienta positiva, porque cada vez hay más jubilados y menos cotizantes.

—¿Fue acertada la decisión de regresar a su tierra?

—No me cabe duda. Estoy muy contento, ilusionado y con ganas.

—¿Quiere dejar impronta?

—No vengo aquí para dejar mi impronta, sino para trabajar duro, aprender y contribuir.

—Dicen que si la Caja Rural no existiera habría que inventarla...

—Totalmente de acuerdo.

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