“Estamos agradecidos
de que se acuerden de nosotros en nuestra tierra”

Quince personas inquietas, amigos, son los responsables de que, a día de hoy, Barakaldo tenga un pedacito cien por cien jiennense. Manuel Arroyo es el presidente y fundador de la Asociación Andaluza y Cultural “Hijos de Jaén”, una organización con raíces jiennenses, pero abierta a todo aquel que quiera conocer las tradiciones de esta tierra hasta tal punto de que, actualmente, son 256 socios. El responsable de la organización se mostró muy emocionado al conocer la noticia del reconocimiento a su asociación en la gala Jaén Única con el premio “Embajador” y que, además, se celebrará el día 12 de marzo en Torredelcampo, municipio con el que está hermanada esta sociedad.

Hijos de Jaén en Barakaldo se fundó en febrero del año 2002, antes nació como una asociación andaluza, pero Arroyo y compañía querían hablar y mostrar las cosas de su querida Jaén. “Nos aceptó la Diputación, nos hermanamos con Torredelcampo y pudimos crear la asociación Hijos de Jaén, algo que llevamos y vivimos aquí con orgullo”, explica.

Arroyo asegura que sería imposible resumir en estas líneas el sinfín de actividades que realizan, todas en torno a Jaén, durante el año. Sin embargo, se pueden destacar algunas de las más importantes para la asociación, como son el Día de Andalucía, la semana cultural jiennense, la feria de San Lucas o la semana flamenca “Juanito Valderrama”. Sin olvidar, por supuesto, la romería de la patrona de su municipio hermanado, Santa Ana, fecha a la que no acostumbran a faltar nunca en un viaje a esta provincia que siempre queda para el recuerdo.

Para los más mayores que se tuvieron que marchar a Barakaldo y ya no pueden regresar a Jaén por su edad, la asociación les organiza todos los años una semana cultural con reuniones, canciones del coro rociero, juegos de cartas y, como es de obligado cumplimiento, sus buenos desayunos con aceite de oliva, como comenta entre risas el presidente de la entidad: “Aquí siempre nos preocupamos por vender el aceite de nuestra tierra y hacer que lo conozcan a través de actividades que hacemos nosotros mismos, como pueden ser las catas. Curiosamente, una vez que prueban nuestro aceite, porque los convencemos, ya no dejan de comprar”.