El temporero apuñalado en Orcera consigue tajo en Lleida

Mahamadou Coulibaly ha pasado cinco meses sin trabajar mientras se recuperaba

19 may 2020 / 16:49 H.
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El pasado diciembre, Mahamadou Coulibaly, nacido en 1989 y natural de Mali, fue presuntamente apuñalado en la pierna por el dueño de la finca agrícola de Orcera en la que trabajaba. El motivo de la supuesta agresión, haberse negado a recoger aceituna en una zona de pendiente sin las necesarias medidas de protección. Cinco meses después, la vida del maliense ha comenzado a volver a la normalidad: hace una semana aproximadamente partió rumbo a Lleida para trabajar en la campaña de recolección de fruta.

“La pierna me duele, no está al cien por cien, pero estoy contento”, asegura a este periódico. No es para menos. Durante este tiempo, Coulibaly, mientras se recuperaba de una herida por la que le pusieron catorce grapas en el Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda, ni ha podido trabajar ni, por tanto, ha tenido ningún ingreso. Pasó de empezar a restablecerse en el albergue de Villanueva del Arzobispo a ser asistido por el colectivo Jaén Acoge y a dormir en el albergue de la capital para, finalmente, instalarse en un piso, también en Jaén, el pasado febrero. Esto último fue posible gracias a la solidaridad ciudadana. El sindicato CGT, que le apoyó desde el primer momento, puso en marcha una campaña de crowdfunding para conseguir 2.500 euros con los que, a razón de 500 euros mensuales, Coulibaly pudiera hacer frente al alquiler de una vivienda durante cinco meses. “La campaña fue un éxito. En una semana se consiguió el dinero”, explica Lucas Martínez, de Adelante Andalucía en Jaén.

Su marcha, no obstante, no supone un adiós, sino un hasta luego. Coulibaly, que cuenta con la llamada “tarjeta roja” como solicitante de asilo que le permite trabajar de forma legal en España, tendrá que regresar a la capital de la provincia para prestar declaración en el juicio por el incidente en Orcera. La suya es una de las aproximadamente 700 vistas pendientes de celebración en Jaén que quedaron aplazadas “sine die” tras la declaración del estado de alarma. La crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus, saturación de los servicios sanitarios incluida, también conllevó que su rehabilitación tuviera que retrasarse. Ello le obligó a ponerse manos a la obra por su cuenta y a hacer en casa algunos ejercicios con el objetivo de, en la medida de lo posible, estar listo físicamente para cuando le saliera un nuevo tajo. La escasez de mano de obra para la recolección de fruta en tierras catalanas le ha venido bien en ese sentido. También sus contactos. Coulibaly, desde hace tres años y después de haber trabajado en Arabia Saudí, Túnez, Argelia, Libia y Marruecos, ha estado encadenando trabajos en distintos puntos del territorio español, y esta no es la primera vez que acude a ganarse el pan a la región catalana. Tuvo la oportunidad de irse a Huelva, pero se decidió por el norte. Su mente, no obstante, sigue estando en Jaén. “Quiero que haya juicio pronto y que lo que me pasó no se olvide. Yo no lo olvidaré en la vida”, sentencia.

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