El solar de las cucarachas y la discordia en Mengíbar
Denuncian plagas y basura en un descampado destinado a un parque
Diez años hace que compró su vivienda y, desde entonces, arrastra el mismo problema. Cada primavera, en cuanto empieza a subir el termómetro, llegan nuevas “vecinas” a la urbanización de La Malena: plagas de cucarachas y ratas. “Es pura desesperación”, dice Gema Cózar, vecina de esta zona de Mengíbar. Y la procedencia la tiene clara: un solar municipal frente a su casa en el que está proyectada la construcción de un parque. “Los solares son de titularidad municipal y llevamos años pidiendo que se vallen y se limpien. Son un foco de suciedad y porquería frente al que vivimos”, explica. “No es una cuestión de que entre una cucaracha o dos, sino que cada día me encuentro con ocho o nueve y no puedo estar tranquila al pensar que mi hija con seis años esté jugando en el suelo. Tenemos que fumigar cada año de nuestro bolsillo y, si uno, por lo que sea, no podemos pagarlo, nos comen”, dice. “A lo largo de los años, nos hemos reunido con los alcaldes y hemos hecho escritos pidiendo una solución”, destaca. “Y los diferentes grupos que han gobernado lo que nos dicen es que ahí se construirá un parque”, apunta. “Ya ni pedimos el parque, sino que se limpie, de allí han salido ratas y culebras y tenemos miedo de que algún día, alguien le pegue fuego. Está muy cerca de las casas”, añade.
Hace un año, recuerda, volvieron a poner el grito en el cielo, enviaron un escrito al Ayuntamiento y denunciaron públicamente en televisión. “Nos dijeron que qué esperábamos si vivimos a las afueras, en la mitad del campo”, recuerda. Y se defiende: “No es el campo, sino un descampado municipal y yo pago mi contribución como todo vecino”.
Lo que sí consiguieron con estas quejas, como recuerda, es que el Ayuntamiento fumigó ya al final de la temporada. “Y se notó bastante”, reconoce. “Lo que no podemos es estar todos los años reclamando, pendientes de que vengan a hacer algo que es necesario cada temporada”, añade esta vecina. Entre las reclamaciones de los últimos años, sí reconoce que se han satisfecho otras peticiones como la pavimentación de las calles y la dotación de contenedores de basura en esta zona de expansión del municipio.
respuesta municipal. Juan Bravo, alcalde de Mengíbar, es claro: el Ayuntamiento siempre está dispuesto a solucionar los problemas y peticiones de los vecinos. “La última queja que recibimos fue un escrito hace un año, el mismo que habían enviado al anterior alcalde que no les había hecho caso y, a los quince días, tenían todo hecho”, defiende. “Cosa que han pedido, cosa que se ha hecho”, añade. Y enumera: el cambio de farolas rotas, el pipí can y la fumigación de las cucarachas. “Se llamó a Resur y se hizo. Ahí están las facturas”. Reconoce que esta zona está en las afueras y “pega justamente al campo”, por lo que los problemas de insectos no son extraños, pero que los seguimientos periódicos de control de plagas se realizan. Él mismo, como reconoce, reside en la zona y “flaco favor” se haría a sí mismo si la cuestión fuese como la denuncian. “Estamos dispuestos a volver a mandar a Resur, solo tienen que solicitarlo al Ayuntamiento, estamos ahí para escuchar las peticiones”, dice. Y explica que existe una “línea verde” a modo de “buzón del ciudadano en el que se registran reclamaciones a nivel urbanístico” que se responden puntualmente o, “si es necesario, se llevan los asuntos a junta de Gobierno”. Lo que no corresponde es, dice, utilizar estas reclamaciones vecinales que tienen una vía para su resolución como “arma política”.
El alcalde de Mengíbar, Juan Bravo, adelanta que el proyecto del parque que irá en este descampado está preparado para que se apruebe dentro de los presupuestos de este año y se comience su construcción en otoño. Es, como recuerda, una propuesta electoral, que para la primavera próxima puede ser realidad. Supondrá una inversión entre 60 y 80.000 euros.