El Reespirator 23, una realidad

El bedmarense Bartolomé López es parte del equipo que desarrolla una novedosa herramienta para respirar

26 mar 2020 / 13:27 H.
Ver comentarios

Las crisis sacan lo peor, pero en tiempos de dificultad suele decirse que brotan también las mejores ideas. Un equipo formado por un amplio número de profesionales de distintos sectores ha desarrollado un respirador para aportar su granito de arena a la crisis provocada por el covid-19.

Bartolomé López, natural de Bedmar y Garcíez, tomó parte de este grupo de profesionales que dio a luz al Reespirator 23. “Lo llamamos así por el número de motor que utiliza. La doble ‘e’ tiene un doble motivo. Hace referencia al sistema utilizado para el desarrollo del respirador, que es el Jackson-Rees, y también a que el equipo que coordinó todo esto, formado por profesionales de todo el país, se autodenomina ‘La Reesistencia’”, puntualiza.

Una vez concluidos los formalismos sobre su denominación, hay que decir que el respirador se montó, casualidades de la vida, en la empresa Pi Maker, donde trabaja López. “Aún así hay que destacar que se trata de un trabajo conjunto en el que participó un montón de gente, de diferentes campos”, indica el bedmarense. De este modo, cada uno aportó lo que pudo con base en sus conocimientos. “En mi caso, aporté todo lo que tiene que ver con el corte láser e impresión en tres dimensiones”, explica, a la vez que matiza: “En el proyecto hubo médicos, programadores e ingenieros de todos los colores, desde informáticos hasta electrónicos o mecánicas”. En este sentido, López se muestra muy orgulloso de haber arrimado el hombro. “Se trata de un trabajo colectivo en el que participa gente de muchísimos lugares”, recalca.

Actualmente, el Reespirator 23 se ha probado con éxito en animales. “Lo hicimos en la Unidad de Bioterio de la Universidad de Oviedo, en Asturias —que es donde se encuentra la empresa Pi Maker—”, aclara López, que reconoce que el resultado de la primera prueba ha sido un “éxito absoluto”. El proceso es sencillo. En primer lugar, se conectó al animal durante cuatro horas. “Digamos que, a los quince minutos de desconectarlo, el animal andaba tan tranquilo”, relata López, que ayer mismo estuvo presente en una segunda prueba. “Lo que tratamos con ella es ver si el animal tiene problemas en el caso de que haya que conectar y desconectar el respirador en distintos momentos, aunque la evidencia, en principio, nos dice que no”, apostilla.

En esta misma línea, comprobaron esto con diferentes pruebas y creen que están “muy cerca” de tener listo el Reespirator 23. “No puedo dar una fecha, pero estamos cerca porque vamos por el buen camino”, deja claro el bedmarense, que explica que el fin último de esta herramienta es que llegue a hospitales y centros de salud. Así, entienden que se trata de un producto que no habría visto la luz en otro momento del tiempo debido a los estándares de calidad que se piden en el campo de la medicina. “Son altísimo, aunque me parece lógico que existan”, dice López, al mismo tiempo que hace hincapié en que, “en tiempos de guerra”, personalmente prefiere tener la máquina a no tenerla. Ahora, más allá de las pruebas que se realizan, se encuentran en la fase de pulir algunas cosas. “Desde Sanidad nos proponen mejoras y es en eso en lo que estamos”, afirma.

Provincia