El Obispado estudia qué hacer con el lanzamiento de la pava

El campanario de la parroquia estará “oficialmente” cerrado el día de San Blas

22 ene 2016 / 10:22 H.

La respuesta formal del Obispado sobre qué hará el día de San Blas, cuando, según la tradición, hay que lanzar una pava desde el campanario de Santa María Magdalena de Cazalilla, no existe aún. Si llega, como se explicó a este periódico, será en forma de comunicado oficial. Por ello, ayer, era una incógnita saber si la Iglesia atenderá la petición del partido animalista Pacma, que le reclama que no colabore y ponga todos los medios en su mano para evitar que se cumpla con esta tradición, que implica el sufrimiento de un animal; maltrato que, juzgan, contraviene la encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco. Oficialmente, la torre del templo está cerrada, pero su cerrojazo no impide nunca que algún vecino suba y suelte el ave, hay métodos para acceder fácilmente. Desde hace más de una década se imponen multas a aquel que tira a la gallinácea; sanciones administrativas de la Delegación de Agricultura de la Junta, con la mínima cuantía posible, que siempre son abonadas “rápida y misteriosamente”. Pero, con el endurecimiento del Código Penal, la costumbre es ya un delito, grave si la pava llegara a morir, y un juez puede aplicar medidas cautelares para evitarlo. Este clima, distinto al de otros años, estará sobre la mesa en la reunión que, según fuentes vecinales, hay prevista, en breve, en el Obispado. A ella acudirá el párroco cazalillero, con el que no logró hablar este periódico. Del encuentro saldrá la postura que se tomará esa jornada, que se antoja polémica de antemano.

Pacma, dispuesto a paralizar el lanzamiento de la pava, juega con esta baza y quiere implicar al Obispado, puesto que es el titular de la atalaya que se usa para tirar desde un ventanal al ave, aunque el coordinador provincial del partido, Manuel Serrano, todavía no tiene fecha para ser recibido por el obispo, Ramón del Hoyo, al que solicitó una entrevista. La misma estrategia juega con la Junta de Andalucía, que todavía no desvela qué hará, aunque admite que tiene constancia de la solicitud. Y es que a la Delegación del Gobierno andaluz en Jaén, Pacma le plantea la duda de si va a permitir, a sabiendas, que se cometa un ilícito penal, que posteriormente tendría que sancionar la Delegación de Agricultura. De hecho, la Unidad de Policía Nacional adscrita a la Administración andaluza tiene competencias en materia medioambiental, compartidas con el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil. La otra puerta a la que tiene previsto llamar Pacma es la de la Subdelegación del Gobierno, que tiene las competencias sobre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y, además, se prepara una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente, con la intención de que un juez adopte medidas cautelares. Si su señoría la dictamina, todos los actores implicados no tendrán más remedio que hacer todo lo que esté en su mano para que la pava no salte desde la torre de la iglesia. De no hacerlo, incumplirían la ley.

El pasado San Blas ya fue tenso, tanto que terminó con peleas entre los animalistas que fueron al pueblo con la intención de terminar con la tradición a las bravas y los vecinos del municipio, una comunidad de menos de 900 habitantes, unida y muy celosa de sus costumbres. Ello hace pensar que, por si acaso, aumentará la presencia de agentes del orden en las calles; más todavía si hay una orden de un juzgado para frenar la entrada a cualquier persona al campanario. Sin embargo, los cazalilleros consultados dejan claro que la pava “se lanza sí o sí”.

Mientras tanto, en el perfil en las redes sociales que tiene Santa María Magdalena de Cazalilla, que gestiona un párroco llegado recientemente a esta parroquia, se deja claro que los actos previstos por la festividad de San Blas son una novena, una misa y la procesión, nada más. Y es que, una de las claves del éxito de esta costumbre es que, como en Fuente Obejuna, aunque su Ayuntamiento se desvincule oficialmente, en Cazalilla con la pava van todos a una.

Cazalilla, a las 18:05

A pesar de la presencia de la Guardia Civil y de grupos animalistas que trataron de impedirlo, el año pasado, a las seis y cinco minutos de la tarde del 3 de febrero de 2015, la pava fue lanzada desde el campanario de Santa María Magdalena. Como es habitual desde hace años, durante los minutos previos, se trató de jugar al despiste.

Con el rostro cubierto y animales de goma para intentar jugar al despiste

El lanzamiento de la pava en Cazalilla ya tenía tirón en los municipios de la comarca, pero, desde que la costumbre viene con polémica y rodeada de una tremenda repercusión mediática, todavía más. Por eso, tanto en el pueblo como en Villanueva de la Reina o Mengíbar, prácticamente, no se habla de otra cosa desde hace días. También son muchas las teorías sobre qué se hará para no incurrir en la comisión de un delito y no pocas las ideas para tratar de despistar a los encargados de hacer cumplir la ley. Una de ellas, y que ya se probó, aunque sin éxito, es que el responsable de empujar al animal desde el campanario vaya con el rostro cubierto. También que la responsabilidad sea compartida entre varias personas e, incluso, que se lancen animales de juguete desde distintos puntos del pueblo al mismo tiempo, para desviar la atención en el momento en el que se vaya a cumplir con la costumbre que tiene un bello origen, ya que está relacionada con el fin del enfrentamiento de dos familias, que tuvieron que hacer las paces, al enamorarse el hijo de uno con la hija de los otros. El día de la boda se lanzó una pava, símbolo de riqueza, desde la torre de la iglesia. Los nuevos tiempos quieren terminar con esta expresión local contra la que Pacma ya ha conseguido reunir 32.000 firmas, unas cuarenta veces la población de Cazalilla.