El más emotivo de los recibimientos en Torres de Albanchez a su patrona

Los vecinos del municipio serrano llenan de alabanzas y cánticos a la Virgen del Campo en su día grande

12 may 2024 / 20:45 H.
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El ciclo de festividades en Torres de Albanchez está marcado por el número ocho. El origen hay que buscarlo en una antigua tradición por la cual, cada ocho de mayo, la Virgen del Campo era trasladada desde su ermita hasta la parroquia. Allí, permanecía hasta el ocho de septiembre, fecha en la que retornaba a su santuario. En 1968, esos traslados se mudaron de fecha, pasando a ser el último domingo de mayo y el último de agosto. La devoción por la Virgen del Campo en el municipio de cerca de 800 habitantes se respira por los cuatro costados. Frente a la parroquia de Nuestra Señora de la Presentación, una multitud de vecinos se congregó hace unos días a la espera de ver salir a su querida patrona.

Tras la misa en su honor, a cargo del párroco Cándido García, la imagen salió cargada por sus anderos para ser recibida por su pueblo. Las campanas de la iglesia repicaron sin parar en su honor. Tras ella, la seguían la banda municipal de La Puerta de Segura, la cual amenizó la procesión con marchas como “Encarnación Coronada” o “Esperanza Macarena”. Centenares de personas seguían a la Virgen del Campo por el entramado de calles sinuosas. Una hora después, la imagen volvía a la parroquia, donde permanecerá hasta finales de este mes para salir en romería hasta su ermita. Antes de entrar, una emocionada vecina le dedicó unas sinceras palabras frente a la imagen. “Eres justa y milagrosa para tu pueblo cristiano y, por eso, tus vecinos con cariño te adoramos. Ya me despido de ti, madre celestial paloma, pidiéndote con cariño le eches una bendición a tus hijos que te adoran”, finalizaba este sentido poema.

“Estas tradiciones nunca se van a olvidar, vienen de muchos años atrás. Me ilusiona ver a tanta gente joven como hemos visto durante este año”, manifestó el alcalde del municipio, Francisco Niño. Vecinos como Isidro Rodríguez disfrutan de estos días de fiesta, de “convivencia entrañable con el pueblo, con amigos y la familia”. “Es una tradición de hace muchos años que es importante mantener. Hay que intentar pasarlo de hijos a nietos, que pase a todas las generaciones”, comparte Francisco Fernández. Torreños como José Bermúdez no dudan en volver cada año “para celebraciones como estas”. “La Virgen del Campo es lo más grande para mí, la tengo en todos sitios en mi casa. Siempre le pido que nos ampare a toda mi familia”, asegura Josefa Muñoz.

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