El legado de Modesto con la campanilla en La Tambora de Cambil

La retirada obligada a toda una vida abre la veda a un relevo generacional

14 dic 2024 / 06:00 H.
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Cada historia siempre tiene su principio y su final. La vida de Modesto Vidal Rodríguez giró en torno a tres bases: su familia, la campanilla y La Tambora. Como cada año, este vecino del municipio de Cambil esperaba con ganas a que llegara la primera semana del mes de diciembre para sacar a resonar la campanilla hasta altas horas de la madrugada mientras el frío invierno aguardaba a la vuelta de la esquina.

No hay ni un solo cambileño que no asocie a Modesto con otra cosa que no sea su campanilla, porque siempre quedará su firma grabada en cada sonido de este pequeño instrumento. Toda una vida estuvo entregado a ello, así lo confirmó su mujer, Ana Oya, que lo conoció cuando eran muy jóvenes, y ya por entonces era el dueño y señor de este metal en forma de copa invertida que se paseaba por los rincones de este enclave de la comarca de la Sierra Mágina.

La hija de Modesto, María José Vidal, aseguró que no verle en la calle con su campanilla les da “pena, pero ya no puede porque está mayor y nos tenemos que conformar”. “A él le hacía muchísima ilusión”, señaló, “ siempre estaba deseando que llegara La Tambora para salir con su campanilla”. Además, indicó que su padre “nunca soltaba la campanilla, se la metía en el bolsillo y no se la dejaba ni a los niños, que se la pedían para poder tocarla, pero él se negaba por temor a que se la rompieran y quedarse sin ella”.

Este año fue el primero sin Modesto por sus calles. De hecho, Diario JAÉN fue testigo “in situ” del cambio generacional. Pedro Cara Morales recogió el testigo de la campanilla en una helada noche. Se trata de una persona muy arraigada a La Tambora. “No hay mejor sucesor para la campanilla que Pedro, su familia es la que custodia La Tambora y lleva desde pequeño viviendo la tradición y saliendo con ella, por lo que nos parece maravilloso”, confesó la hija del eterno campanillero.

Por lo tanto, este año, los cambileños se quedaron un poco huérfanos para acompañar a la Virgen de la Aurora de madrugada. El ruido volvió a adueñarse de un municipio en una de las jornadas en las que presentan un gran atractivo turístico para muchos. Sin embargo, la vida no para y sigue hacia delante. Un ejemplo de ello fue el relevo generacional que se produjo en esta edición. La campanilla pasó de las manos y bolsillos de Modesto a un joven e ilusionado Pedro, que tiene ante sí una gran responsabilidad.

Un sucesor después de más de medio siglo

Pedro Cara Morales es la persona correcta para sucederle. Al igual que Modesto, estuvo toda una vida ligado a la tradición de La Tambora. De hecho, su familia es quien la custodia. “Modesto siempre tuvo un compromiso especial con La Tambora”, señaló el campanillero. “Este año ha sido un poco diferente, ninguno de los mayores que recuerde ha podido salir, de ahí que piense que son días emotivos para la agrupación”, dijo.



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