El gran día de San José Obrero en Cañada Morales

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El día de San José Obrero no deslucía en Cañada Morales que comenzaba la jornada viendo cómo la lluvia vespertina amenazaba su tradición más querida. La aldea perteneciente a Hornos de Segura se levantaba de resaca tras la verbena celebrada la noche anterior, y en la que la música, la comida y la fraternidad reinaban en el ambiente entre vecinos y visitantes. Tras la misa oficiada por el párroco de Hornos, Victoriano Martínez, llegaba el momento esperado de la procesión. Así, los asistentes abrían de par en par las puertas de la ermita para sacar, a hombros, la centenaria imagen de San José Obrero. La comitiva descendía la carretera hasta al entrada a Cañada Morales, para posteriormente ascender y “asomarse” a las aldeas de Guadabraz, El Tovar y el Majal. Tras un recorrido de apenas 20 minutos, el santo se encerraba en la ermita entre los vivas de sus devotos. Finalmente, habitantes y descendientes de las cuatro aldeas compartían una fabulosa tarde en la barra y carpa montada para la ocasión en las inmediaciones del templo.

“Es el patrón de Cañada Morales y venimos todos los años, aunque cada vez vive aquí menos gente. Es una pena, pero hay que mantenerlo”, expresaba Carlos Marín Nieto. Por su parte, Mari Rojas Rescalvo agregaba: “El patrón es lo más querido en el pueblo. Son las primeras fiestas en el contorno, y siempre han atraído mucha gente de fuera”. Así, Chari Blanco Martínez afirmaba: “Yo vivo fuera, pero vengo todos los años. Es una tradición que no queremos perder. Si no lloviese habría venido más gente, seguro”. “Soy de Segovia, pero llevo viniendo 35 años, por mi mujer que es de aquí. Me encanta esta tradición, y por supuesto su comida como el ajoatao”, decía Pedro Arranz Cárdaba.