El cielo se abre para acariciar a la Virgen de la “Heredá”

El mal tiempo dio un respiro a los vecinos en el día más grande de las fiestas

29 ago 2017 / 10:26 H.

Del 26 al 29 de agosto, el municipio jiennense de La Iruela celebra su tradicional Feria y Fiestas en honor de la Virgen de los Desamparados.

Aunque ayer el tiempo parecía no dar tregua a los vecinos de esta pequeña población en la celebración del día grande de sus fiestas, el destino quiso que tras una monumental granizada, a las 20:00 horas, cuando todo vaticinaba que la Virgen no podría desfilar por las calles de La Iruela y el párroco iba a dar la noticia a sus feligreses, la tormenta amainó dejando unas nubes negras sobre el municipio.

La posibilidad de que la lluvia volviera de inmediato, hizo que la procesión, en un primer momento, se fuera a acortar hasta la céntrica plaza de la Constitución. Sin embargo, los devotos vecinos quisieron completar su recorrido y, cuando la Virgen de los Desamparados entró por completo a la parroquia de la Inmaculada Concepción, comenzaran a caer de nuevo las primeras gotas de agua, convirtiendo así al templo en el refugio de todos los que seguían el paso de la Señora del municipio. La Virgen de la Heredá, como es conocida por su pueblo, fue cariñosamente cuidada por unas vecinas que llevan más de 30 años preparándola para este día tan especial.

Manoli Llorente, Esther Caballero, Rosa Sánchez y Mercedes Chillón contaron a Diario JAÉN todos los detalles del esmero con el que acicalan la imagen, adornándola con flores y vistiéndola, de serrana en el día de su traslado y con el nuevo manto que ayer estrenó y que fue donado por Rosario Caravaca, una vecina del municipio de Cazorla.

La imagen fue portada por estas mismas vecinas, entre otros devotos, y pudo mantener el recorrido de costumbre, seguida del alcalde, José Antonio Olivares, el párroco, José Antonio Escobar, la Agrupación Musical de Cazorla y un buen número de devotos.

Mercedes Chillón explicó de donde venía el sobrenombre de “La Virgen de la Heredá”.

“La Virgen vive durante todo el año en una huerta muy cercana al pueblo, dista unos tres kilómetros de aquí y tiene su ermita. Se llama la Virgen de los Desamparados, pero en el pueblo se le dice la Virgen de la ‘’Heredá’’ porque eso es una huerta que la dejaron unos señores como herencia a los familiares. No la podían vender, es decir, tenía que ir de padres a hijos o si no tenían hijos, pasaba a sus sobrinos. Por eso aquí, familiarmente se le conoce de esta manera”.

Estos meses atrás, la Virgen no estuvo, como es costumbre, en su ermita ya que esta se encuentra en un proceso de restauración y esta en la parroquia. La tradición manda que la imagen se suba el día 26, día en el que baja toda la gente del pueblo a por ella y se la suben sobre las 8 de la tarde en una preciosa romería.

“Cuando se llega a la peña del castillo, allí está el sacerdote y la banda de música esperando para recibir a la Virgen. Desde aquí se procesiona hasta la iglesia y se le celebra una misa rociera. La Virgen desde la ermita hasta aquí sube vestida con un traje de serrana y hay muchas personas que la acompañan vestidas de igual forma”, continuó Mercedes.

Ya en la mañana de ayer, estas mismas vecinas vuelven a cambiar a la Virgen vistiéndola de Reina. A las 12:00 horas, se celebró la solemne eucaristía y, por la tarde, el grupo termina de adornar la imagen y dejarla resplandeciente para su real desfile.

Desde las 19:00 horas, en la iglesia de la Inmaculada Concepción, los vecinos más devotos rezaron un Rosario en el que cantaban canciones a la Virgen tras cada misterio. La procesión debería haber tenido lugar a las 20:00 horas, pero la espectacular granizada hizo que los vecinos congregados en las inmediaciones de la parroquia tuvieran que refugiarse en casas y locales cercanos. A las 20:45 horas, el cielo se abrió un poco y la Agrupación Musical de Cazorla formó filas a las puertas del templo para recibir a la Virgen de los Desamparados. Las campanas se echaron al cielo y la banda tocó el himno nacional mientras los vecinos aplaudían por cada escalón que bajaba la imagen. Una vez en la calle Corredera, siguió su habitual camino por la calle San Antón para llegar a la plaza de la Constitución, seguir hasta la salida del pueblo —en el cerrico—, por el que baja hasta la avenida de Andalucía y vuelve sobre sus pasos para encerrarse en la parroquia. De nuevo a las puertas del templo, se escucharon gritos de “Viva la Virgen de los Desamparados” y las portadoras de la imagen, la alzaron al cielo e hicieron sonar sus cascabeles con un baile al son de los aplausos de los vecinos.

La Virgen, además de estrenar un precioso manto blanco y dorado, portaba la medalla como cronista oficial de La Iruela, donada por Don Rufino, párroco del municipio durante 17 años y que falleció recientemente.

En torno a las 21:30 horas, con todos los feligreses dentro de la iglesia, el párroco bendijo las medallas bañadas en oro que Diario JAÉN entregó en una edición especial a todos los vecinos de La Iruela y que contenían la imagen de la Virgen de los Desamparados.

Ningún habitante del municipio se quedó sin su medalla, las vecinas encargadas del mantenimiento de la imagen también las llevaron casa por casa por un donativo para la Virgen.