El biólogo que captura la naturaleza sin llevarse nada

El jiennense Enrique Muñoz presenta su obra fotográfica “De paso por Despeñaperros”, una exaltación de la biodiversidad

26 nov 2022 / 16:21 H.
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LA ENTREVISTA

Como amante de la naturaleza, dedica su vida a investigar los entresijos de la biodiversidad andaluza. Ahora, desde la Aliseda, en Santa Elena, publica “De paso por Despeñaperros”, una obra que recoge su mayor hobby: la fotografía. En este libro aúna sus dos pasiones, dando consejos, buenas prácticas y concienciando a los lectores.

—¿Qué le impulsó a realizar “De paso por Despeñaperros”?

—Llevo haciendo fotografía desde que tengo 5 años. Es mi pasión y es una forma de concienciar. La fotografía en la naturaleza nos permite coger algo de la naturaleza sin llevarnos nada. Es una forma muy respetuosa de interaccionar con el medio, somos nosotros los que tenemos que estar escondidos para poder verlos a ellos en su hábitat natural.

—El libro está enfocado tanto para aficionados a la fotografía como para amantes de la naturaleza.

—Sí, yo siempre digo que la fotografía en la naturaleza es la excusa que me permite estar en contacto con ella. Está enfocado para fotógrafos de distintos niveles, desde básico a avanzado. Pero también por ejemplo a los niños, que creo que les puede despertar un interés por el medio natural y ayudarles en la concienciación.

“La fotografía en la naturaleza es la excusa que me permite estar en contacto con ella”

—Es imprescindible seguir unas buenas prácticas, ¿no?

—Sí. Hay un capítulo sobre la legislación. Sobre los reglamentos de la Junta de Andalucía que regulan esta actividad. Así como también consejos y trucos, como pueden ser los distintos “settings” de la cámara, distintos parámetros, reconocimiento de rastros... Todos ellos enfocados a las buenas prácticas, claro. Siempre digo que una fotografía no merece la pena si para obtenerla dañamos a cualquier ser vivo. Solo alimentaría nuestro ego, no tiene nada que ver con este tipo de fotografía, que es, más que nada, compartir conocimientos y la belleza de las especies que tenemos.

—¿Cuáles son las malas prácticas más habituales?

—Para conseguir una fotografía se ve de todo. Cosas que no me gusta ni comentar. Pero si estamos dañando cualquier especie, o cualquier hábitat, ya se consideraría una mala práctica. No podemos ponerlo en riesgo porque para nosotros es una foto, un día de campo, pero para ellos es su vida. Tienen que estar con un ojo en la comida, y con otro en los depredadores. Para nosotros es un hobby, pero para ellos un despiste les puede costar la vida. Hay que tener muy presente la época de cría, que pueden provocar que se pierda una nidada por completo, o que un ave abandone su zona de cría por molestias. Hay aves que no toleran la presencia humana.

—¿Qué destacaría de la fauna de Despeñaperros?

—Es único. Tenemos una biodiversidad increíble y un patrimonio natural y ecológico alucinante para un biólogo, un ecólogo y un investigador, que es de donde vengo también. Es una oportunidad única poder estar dentro del parque natural, con la historia que tiene, desde la geológica, la historia del clima mediterráneo, que se originó hace 60.000 años. Tenemos ahí los plegamientos, que eran las conchas de los antiguos organismos del Mar de Tetis. Eso, unido a una historia humana, ya que todas las culturas han pasado por aquí. Si a esto le sumamos la biodiversidad que tiene, con nada que envidiarle a reservas de la biosfera como pudiera ser Doñana.

“Tenemos una biodiversidad increíble y un patrimonio natural y ecológico alucinante para un biólogo, un ecólogo y un investigador”

—¿Según su experiencia, cuál es la especie qué más se resiste a ser fotografiada?

—Depende. Cada una tiene lo suyo. No todas las especies son igualmente abundantes, y no todas permiten la presencia humana. Si tuviera que elegir una especie de mis favoritas para fotografiar lo tengo claro: El petirrojo. Es el que aparece en la portada, y es por su descaro, su comportamiento, su migración, y cómo vuelve a pasar año tras año por los mismo puntos donde ha estado años anteriores. Se reconocen también entre los individuos, al igual que me reconocen a mí o a mi coche cuando vuelven. Me parece curiosísimo y fascinante al mismo tiempo.

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