El alivio y sostén de los ibreños

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El remedio para todos los males de los ibreños tiene nombre propio: Nuestra Señora de los Remedios. Cada 3 de mayo, coincidiendo con su el tradicional “Día de la Cruz”, Ibros se rinde ante su patrona. Como marca la tradición, la jornada anterior a este día grande la imagen —cariñosamente conocida como La Remediadora— recorre las calles del municipio en un itinerario marcado de historia. Los vecinos rememoraron ayer el traslado que antaño se hacía desde su desaparecida ermita hasta el actual templo parroquial. Un gesto de fidelidad a sus raíces que se mantiene vivo año tras año. Los actos litúrgicos comenzaron con una misa presidida por el párroco Juan Antonio Marín, a la que le siguió el pregón, que corrió a cargo de Juan José Tribaldos. Tras ello, tuvo lugar la primera salida procesional de La Remediadora por el municipio de La Loma. La Plaza del Ayuntamiento volvió a ser punto de encuentro para una multitud de personas que esperaban con ilusión, otro año más, la salida procesional de Nuestra Señora de los Remedios.

Vecinos y visitantes acudieron para acompañarla, algunos cumpliendo promesas, otros simplemente por la necesidad de verla y de caminar junto a ella. La Banda Municipal de Baeza fue la encargada de poner la banda sonora a una noche cargada de emociones. Con su tradicional corona de pétalos, La Remediadora fue recorriendo este ancestral itinerario con elegancia y soltura, bajo los hombros de su querida cuadrilla de anderos. Uno de los momentos más emocionantes es la llegada del cortejo procesional, de vuelta, al templo parroquial. El canto de la “Salve a la Virgen de los Remedios” mientras es suavemente mecida, junto a la traca de fuegos artificiales, arrancan alguna que otra lágrima a los allí presentes. Antes de su encierro, los anderos hacen el amago de entrar y salir de la Parroquia de San Pedro y San Pablo con la imagen mariana, un último instante con el que alargan la presencia en las calles de la patrona de Ibros. Porque, en este rincón de La Loma, la fe tiene rostro de mujer y promesa de alivio desde su mismo nombre.

“La Virgen de los Remedios es todo para nosotros, el pueblo de Ibros le tiene una devoción enorme y nosotros venimos a verla con mucha emoción”, expresó Dolores Tribaldos. Aunque Antonio Jurado se marchó de Ibros con ocho años, ya va camino de los ochenta y sigue viniendo, siempre que puede, al municipio de La Loma a recordar su raíces. “En el pueblo de Ibros hay mucho fervor hacia la Virgen de los Remedios, viene mucha gente de distintos sitios de España a verla”, compartió Ángela Moreno. Para María Luisa Orcera, son unas fiestas únicas que viven con mucha emoción: “Estamos todo el año esperando que llegue el momento para disfrutarlo”. “Desde la Iglesia vivimos esta fecha con fe, gozo y alegría. La comunidad cristiana de Ibros se entrega en cuerpo y alma”, afirmó Juan Antonio Martín, párroco de Ibros.