Devoción por San Silvestre
La procesión, la bandera y los roscos protagonizan la bienvenida del año










San Silvestre salió a las calles de Huesa para alegrar el fin y la entrada de año a sus devotos que se dieron cita, un año más, alrededor de su patrón. La procesión, los roscos y la bandera son algunas de las tradiciones de los hueseños para celebrar este día, unos rituales con historia y que hacen más especial esta fiesta para el municipio jiennense. El recorrido procesional fue el punto álgido de las actividades realizadas por la festividad, que congregó a multitud de vecinos de Huesa para rendir tributo a su patrón y venerarlo. Muchos de ellos le pedían prosperidad y salud para la entrada de un nuevo año que, como es habitual en este municipio jiennense, se vive de una manera diferente al resto de la provincia.
Los Cargos de San Silvestre es, quizá, una de las características más representativas de esta fiesta. Estos hunden sus raíces en pleno siglo XVII y los representan cuatro vecinos que se meten en la piel de capitán, alférez, sargento y tamborilero. Estos vecinos, ataviados con trajes militares inspirados en los uniformes de gala del ejército del siglo XVIII, son eje central de la celebración en honor del patrón de Huesa. Entre sus funciones, acompañan a San Silvestre bendito en sus salidas procesionales, tanto la del día 31 como la del primero de enero. Además, terminada la función religiosa, el abanderado revolotea la bandera, toda una vistosa exhibición de destreza a la que se suman otros vecinos. Pero, además, son los encargados de subastar los roscos de San Silvestre, unos dulces de origen morisco que porta el patrón en sus andas durante las fiestas. Lo hacen a las puertas de su parroquia de la Virgen de la Cabeza. Uno por uno, con un precio de salida de 30 euros, los hueseños pujan a viva voz para llevarse a casa este tradicional rosco y colaborar con el mantenimiento de la iglesia. Hasta 200 euros llegaron a pagar por una de estas piezas —unas cuarenta— bendecidas por su venerado santo. En palabras del alcalde de Huesa, Ángel Padilla, “los vecinos pujan más cuanto más desperfecto está el rosco o si está situado en alguna de las manos de San Silvestre”. La cantidad recaudada este año en la subasta de los roscos de San Silvestre fue de 1.945 euros gracias a la colaboración y generosidad de los vecinos de Huesa y de las personas que visitaron al municipio para pasar estas fiestas que coinciden con la entrada de 2020. Como es habitual en los últimos años, un grupo de dos personas escogidas al azar participan en el recuento de la recaudación para que no haya polémicas y exista transparencia total.
Hay que destacar que San Silvestre no tiene ninguna cofradía en Huesa a pesar de ser el patrón del municipio, ya que es una tradición que sea el propio Ayuntamiento el que organice los actos alrededor de esta festividad tan esperada por todos los hueseños y que sirve como punto de unión y encuentro.