Devoción compartida entre Roma y Escañuela
Miles de escañoleros rinden tributo cada agosto a San Pedro Ad Víncula, que dio nombre a la población










La historia de la devoción a San Pedro Ad Víncula hunde sus raíces en el señorío de la casa de los Torres y Portugal, condes de Villardompardo, en Escañuela. Los diezmos pagados al Papa de Roma “devolvieron” al pueblo el privilegio de que pudiera denominarse San Pedro de Escañuela y enarbolar como propia la bandera en la que ondea el escudo del Vaticano, con la tiara papal, las llaves de San Pedro y las cadenas. De hecho, como destacan los escañoleros, se les ha conocido popularmente como “Roma La Chica”. Y este antigua denominación, San Pedro de Escañuela, es uno de los primeros argumentos que defienden sus vecinos para explicar la intensa devoción que viven cada día del año sus vecinos por su patrón. Así lo resalta su alcalde, Francisco Javier Sabalete: “La devoción es muy fuerte. Todo escañolero tiene especial fervor y una fe tremenda”. El 1 de agosto, día grande se sus fiestas, es una fecha marcada en rojo en el calendario de todos sus habitantes, también los que residen fuera desde hace décadas: “Vuelve muchísima gente que vive en Madrid, Valencia, Cataluña... Todos, puntualmente, regresan para este día”. Y en torno a él organizan una programación religiosa, cultural y de ocio muy completa, con actividades como el Víncula Rock que, como recuerda el concejal José Manuel Rosillo, ha alcanzado ya el vigésimo quinto aniversario.
San Pedro Ad Víncula es, además, alcalde perpetuo de Escañuela. En 2009, el pleno lo acordó por unanimidad y el acto celebrado fue muy emotivo, como recuerda el alcalde. Cada año, explica, lleva en su procesión el bastón de mando. Su salida a las calles es uno de los momentos más especiales. Juan García Sabalete es el presidente de la cofradía de San Pedro Ad Víncula, que une 865 hermanos en la actualidad. “Muchos están fuera y también en pueblos cercanos como Arjona y Villardompardo”, destaca. “Cada año más gente nos acompaña”, añade. La hermana mayor ha sido, en este 2016, Gloria María García Sabalete y le toma el relevo Pedro Mateo Espinosa. Además, se celebra un emotivo acto del hermano ejemplar —nombrado por la junta directiva para reconocer su devoción y su trabajo por el pueblo—, que fue Jerónimo Urbano. La talla de San Pedro, como explica, es de año 1942, cuando por encargo de José Yanguas Messía, embajador en El Vaticano, la realizó el escultor itualiano Ferdinand Stuflesser.