“Desesperación y desamparo” en los tiempos del coronavirus

Es habitual, desde hace meses, escuchar cómo los políticos afirman, con esta expresión u otras similares, que nadie se quedará atrás pese a ruina generada por la pandemia. Desde la aldea de La Pedriza, Santiago León, lo niega. Él lo tiene claro y se siente olvidado y en un “limbo” que ya dura diez meses, sin recursos económicos y con catorce enfermedades por las que se ve obligado a tomar dieciocho pastillas diarias.

Su calvario empezó el 4 abril de 2020. Santiago León, actualmente con 52 años, sufrió una parálisis ocular, en Baleares, donde trabajaba cada año. Todo eso en pleno confinamiento. Lamenta que en este tiempo ha solicitado, sin éxito, hasta tres veces, el ingreso mínimo vital. Como no podía pagar el alquiler, volvió a La Pedriza, donde vive, “de prestado” y solo, en la casa de su hermano.

Indica que en Alcalá pidió auxilio en Servicios Sociales del Ayuntamiento, pero que en este tiempo lo único que ha conseguido es 250 euros, en vísperas de Navidad, y vales de la Cruz Roja para comida. “Tampoco tengo medios de transporte público ni particular y cada dos por tes tengo que ir al médico a Granada o a Jaén y no me queda otra que pedir favores a mis amigos para que me lleven”, afirma en referencia a las escasa conexiones de transporte de la aldea. Continúa: “Mi situación es de vacío legal y ya no puedo más”.

El pedricero critica que mientras a él no le hace caso otras personas con más patrimonio y trabajo reciben subsidios y otro tipo de ayudas de las administraciones. “Yo lo único que pido es que me echen una mano hasta que reciba una resolución del tribunal sobre mi incapacidad”, argumenta. Agrega que sería algo temporal, que también le permitiría saldar las deudas que ha contraído y hacer frente a los gastos más elementales de comida, transporte, medicación o agua y electricidad. “Yo voy con la verdad por delante, como puede verse en los papeles. En cambio los políticos no tienen sensibilidad y por ejemplo han puesto bombillas en Navidad sin acordarse de los necesitados”, concluye el vecino del municipio, quien opina que a menudo los responsables “marean la perdiz”.

La concejal de Servicios Sociales, Mercedes Linares, reconoce que la situación del vecino de La Pedriza es “muy delicada” y que entiende su desesperación. Sin embargo, añade que se le ha ayudado y se le seguirá ayudando en la medida de lo posible dando respuesta a sus necesidades. “Y es más, desde el primer momento se ha prestado atención a su caso”, afirma la edil popular, quien alega motivos de protección de datos y confidencialidad profesional para no entrar en detalles en relación con los aspectos en los que se presta colaboración a León. De hecho, precisa que ayer mismo profesionales de su área mantuvieron contacto con él.