Del bullicio francés a la calma de Bélmez de la Moraleda
Manon Goulard-Roger deja atrás Montrottier (Lyon) para empezar una nueva vida en Jaén
Camino hacia una nueva vida. Manon Goulard-Roger decidió aventurarse y abrir otra puerta repleta de oportunidades. Natal del municipio francés de Montrottier, situado al lado de Lyon, se estableció en Bélmez de la Moraleda hace ya dos años. En 2022, después de graduarse en Derecho, decidió tomarse un año sabático en una ganadería en España. “Fui a Sierra Nevada y encontré un mundo que me ha encantado por su contacto con la naturaleza, los animales y por su modo de vida sencilla. También conocí a Antonio y me enamoré de él”, relata Manon.
“Me ha enseñado su mundo, familia, animales, sierra y manera de vivir. Me ha gustado todo. Trabajar con las ovejas, vacas, en las olivas, vivir en un cortijo y dormir en la sierra. Por todas estas razones he decidido dejar mi maleta en Bélmez de la Moraleda”, agregó. Aunque comenzó una nueva vida en el municipio jiennense, no ha abandonado sus estudios. “Paso la mitad del tiempo delante de un ordenador o en clase estudiando, y la otra mitad en el campo con los animales o las olivas”.
Actualmente, su rutina ha cambiado, puesto que en Montrottier “estudiaba todos los días e iba al campo el fin de semana”, mientras que en Bélmez de la Moraleda no tienen ninguna rutina, ya que “el trabajo en el campo no se puede organizar con mucha antelación”. “El campo y los animales siempre me han gustado, de hecho nací en una casa rural y siempre he tenido animales domésticos. Entonces, lo que es tener una casa en el campo y el contacto con los animales lo tenía”, afirmó Manon, para agregar a continuación: “Trabajar con una manada de animales es muy diferente”. “También estoy encantada con la agricultura y la ganadería porque, desde que nací, me ha gustado y, porque estoy en una familia apasionada”, apostilla. Asimismo, destacó que “esta familia tiene una manera de tratar a los animales con mucho cariño, son muy atentos al campo, a la naturaleza y saben mucho”. “Esto me ha permitido ver un lado de la vida rural totalmente nuevo y muy interesante”, añadió Manon.
Por otro lado, puso en valor que respeta mucho la voluntad de su familia de “guardar las tradiciones, y también por eso me gusta aprender todo lo que me enseñan”, ya que es la única manera de guardarlas. En relación a la gente del Montrottier afirma que “es diferente a la de Jaén o de Bélmez”. “La gente en la ciudad es más individualista que en un pueblo, eso es similar entre ambos países, aunque en Jaén la gente está más disponible para hablar que en mi ciudad”, apostilló Manon, para agregar a continuación que “la gran diferencia está en el pueblo”. “La gente del pueblo es muy simpática y agradable. Cuando ando por la calle hablo con muchas más personas que en mi pueblo”. Además de la gente de Bélmez, también puso en valor que le gusta mucho la vida que tiene. “Lo que más me ha sorprendido son las tiendas. En un pueblo de España una persona no necesita ir a la ciudad casi para nada. Hay tiendas de comida, muebles, papelería, churrería, no sé cuántos bares, una cooperativa de la aceituna, electricista, etcétera. Hay de todo”, asevera. Además, destaca que el pueblo está vivo por toda la gente que hay en las tardes de verano o sus fiestas. Desde hace dos años vive conectada con la naturaleza.