Cerezos contra la despoblación

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04 may 2020 / 16:44 H.
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Preguntamos a Francisco Gallego. ¿Cómo se le ocurrió la idea de plantar cerezos en Peñolite? «Nosotros hemos estado toda la vida trabajando en Mallorca e Ibiza, en la hostelería. Hace unos años, en las aldeas estas, el 98%, por no decir el 100% de la gente nueva se iba a echar la temporada a Baleares, a la Costa Brava o a Benidorm. Todo el mundo se ha ido. En Mallorca hay un pueblo que se llama San Ferriol, que seguramente de cada cinco personas, dos son de aquí. Se está quedando sola la aldea. Aquí hay poca juventud y la poca que hay no quiere problemas, vamos, que no quieren formar una familia. Si en una aldea de estas, la gente joven no busca pareja, la aldea desaparece. Eso no es difícil, lo que pasa es que nos gusta que nos hagan la comida a fuego lento. Sí, está la abuela, pero la abuela no va vivir siempre. En invierno hay más gente, por los inmigrantes que vienen a la aceituna. Yo siempre busqué un trabajo alternativo al olivar y, claro, se acababa la faena de la oliva en el mes de abril o mayo y nos teníamos que ir por ahí hasta el mes de noviembre que empezábamos otra vez. En el año noventaidós, yo pensé que tenía que inventar alguna cosa para compaginar y no tener que emigrar, y, bueno, la cereza se ha dado bien, a pesar de los problemas, que los hay, y muchos. Un año, les vino a los cerezos una epidemia, la del Gusano Cabezón, no sabíamos qué era eso y nos lio un potaje...Ahora ya sabemos qué hacer antes de que la oruga se meta en la raíz. En Peñolite, desde siempre, la gente mayor ha tenido cerezos que duraban 70 y 80 años. No que ahora duran la mitad, la planta es más rápida a la hora de dar fruto, pero se agota antes. Ahora lo queremos todo más rápido. Otro problema que tenemos son los “jabalises”, que cortan los árboles pequeños. Hay años que han cortado hasta cien. Hemos pedido un permiso para cazarlos, a ver qué nos dice el guarda, porque si no es una ruina. «Cómo se plantea la cosecha de este año?». «Ha llovido mucho y, bueno, se ha mojado alguna, pero el problema es que no sabemos si vamos a poder venderla. Ese es el tema. Mercadillos no hay, y si podemos ir a las tiendas, algo nos quitamos, pero producimos bastante más de lo que las tiendas de la zona necesitan. En Huelva, por ejemplo, están arrancando los cerezos porque no le dan salida a la producción. A nosotros nos falta poco ya para empezar a recoger la temprana, pero la campaña fuerte la empezaremos por San Isidro. Lo mismo para esa época está la cosa más tranquila.» «Tenéis muchos trabajadores inmigrantes» «Depende del año» «Le dais vivienda, ¿no?» «Claro, yo les cedo una vivienda con cinco dormitorios, cocina de leña y de guisar con dos fuegos y cuarto de baño. No pagan alquiler. Les doy el gas y la leña; de luz solo pagan 50 euros. Vamos a ver, nosotros hemos sido inmigrantes y sé lo que es eso. Yo fui dos veces a Avignon a plantar justamente, y allí los patrones nos daban vivienda y de todo. Mi padre también fue emigrante cuarenta años en Francia y nos cobraban algunos gastos. Es lo normal. Pero eso que hacen algunos con los trabajadores es una barbaridad. Son seres humanos con unas costumbres distintas, pero seres humanos como nosotros y en una situación muy difícil.»

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