Cazalilla honra a su patrón, “ejemplo de fe cristiana”
Misa en honor de San Blas en la parroquia de Santa María Magdalena con la pava en el recuerdo

Se dejaba desparramar sobre la nuca un sol pesado e impropio de febrero cuando apenas faltaban unos minutos para el mediodía cazalillero. Los veteranos del pueblo compartían cuitas cotidianas y otras confidencias triviales en la Plaza del Ayuntamiento, ante la Casa Consistorial y la Parroquia de Santa María Magdalena, cuyo campanario sigue llorando su orfandad. Aunque el pueblo, en general, asume que su tradicional lanzamiento de la pava desde lo alto de la torre es ya parte de la historia, hay quien se resiste a aceptarlo. De camino a la iglesia, dos balcones lucen sendas lonas con un dibujo de una pava y el mensaje: “Cazalilla dice sí a su tradición”.
Además de a los nuevos tiempos este año tocaba ser precavidos y adaptarse a las circunstancias sanitarias fruto de la pandemia de covid. Lo que sí ha habido esta mañana ha sido misa en honor de San Blas, oficiada por el párroco Julio Ángel Delgado, y concelebrada por Jesús Díaz del Corral, párroco de Santa Bárbara y San Agustín, en Linares; Germán García Aguilera, de Villargordo, y Vicente Morcillo Macías, de Navas de San Juan. Autoridades locales, así como numerosos vecinos no sólo de Cazalilla, sino de Mengíbar, Espeluy y Villanueva de la Reina, como es habitual cada año, se han dado cita en el templo. El párroco cazalillero ha puesto a San Blas de ejemplo de valentía y entrega a los ideales cristianos a pesar de las adversidades. “Tenemos que estar orgullosos de ser cristianos”, ha dicho. Tras la misa, los fieles han entonado al unísono el himno en honor de San Blas antes de comprar sus roscas bendecidas por el patrón.
Esta tarde también habrá procesión de la imagen de San Blas, en carro, a partir de las cinco de la tarde.

Con el eco de la pava aún resonante en Cazalilla, su alcalde, Manuel Jesús Raya, asegura que el giro de tuerca en la tradición, esa suelta de peluches de pavo incluido sorteo que ya se hizo en 2020, se mantendrá en un futuro en el que la pandemia, si Dios quiere, también sea historia.