“Cada año me propongo nuevos retos en la Falla, soy muy perfeccionista”

13 mar 2019 / 16:14 H.

Mancha Real está ya con la cuenta atrás para la celebración de su Falla de San José 2019 y la parte más artística de esta fiesta tiene nombre propio: Alberto Molino Martínez. Es un joven creador que firma las esculturas que arden en la hoguera en los últimos cinco años. Obras de arte que cada vez son más apreciadas por los mancharrealeños y los visitantes que se animan a conocer esta fiesta declarada de Interés Turístico de Andalucía.

Como recuerda, fue en 2012 cuando se enfrentó a este ilusionante reto, con la Asociación Cultural San José, ya que, como recuerda, este es el tercer año que es el Ayuntamiento de Mancha Real el que se hace cargo de la falla, hasta entonces lo hacía este colectivo. Licenciado en Bellas Artes y Diseño Gráfico, cuando acabó la carrera fue el momento que coincidió, prácticamente, como recuerda, con el primer encargo de la Falla. Confiesa que nunca se había enfrentado a una escultura de estas dimensiones, características y materiales. “Fue un reto muy grande y, año tras año, he adquirido experiencia, rapidez y los proyectos son cada vez más complejos. Además, soy una persona muy exigente conmigo mismo y muy perfeccionista, por lo que siempre cada año me propongo nuevos retos para ir superándome poco a poco”, reflexiona. Y este año, cree, que de los 37 que Mancha Real tiene su falla, será de los que más figuras pequeñas habrá, en total unas treinta, además de la central. “Tendrá mucho color, muchos mensajes para adultos y para niños. Siempre trato de contentar a todo el mundo, aunque eso sé que es muy difícil”, reconoce.

Un mancharrealeño como él, confiesa, no puede sentir más que orgullo que la Falla salga de sus manos. “Al final, además de la cuestión económica, lo que cuenta es la ilusión de la gente, los comentarios que me llegan, personas que vienen de fuera y me dicen que les ha encantado. Incluso, si me dicen que no ha gustado, quiero saberlo para intentar mejorarlo el año siguiente. Al final, lo único que quiero es que no deje indiferente a nadie”, confiesa. Especialmente orgulloso, dice, está de que, en los últimos años, absolutamente todo el proceso se hace allí en Mancha Real.

Este joven artista, con 31 recién cumplidos, compagina este reto con otros encargos artísticos a lo largo del año y, además, se preparación para el mundo de la enseñanza. “Me encantan los niños y tengo mucha paciencia”, asegura.

El eje central de la Falla será la madre naturaleza: “Me interesaba este tema y con esta obra quiero concienciar a la gente de la importancia de cuidar nuestro entorno”.