—Este viernes no habrá romería de San Isidro, que ustedes ayudan a celebrar, pero sí su misa en la parroquia...

—Así es. San Isidro no tiene cofradía y nosotros lo que hacemos cada año es ayudar a un grupo de parroquianos dirigidos por Pepe Román, pero este año, como se sabe, debido a las medidas del estado de alarma por el covid-19 no se va a celebrar. Lógicamente, se evitan riesgos ante tanta gente que como se da cita en una celebración de este tipo.

—¿Esperan celebrar en septiembre la procesión con la Virgen de la Paz y la feria?

—La verdad es que nos gustaría muchísimo, pero hoy lo único que tenemos es ilusión por poder procesionar el 4 de septiembre por las calles de Chilluévar a la Virgen de la Paz, que es copatrona junto a San Isidro. Debemos esperar a las medidas que se vayan tomando desde el Obispado y por las autoridades competentes. Lo primero es la salud de las personas y eso está por encima de todo en estos momentos.

—La de San Isidro es una romería de fraternidad en la sierra...

—Pues la Romería de San Isidro es un día de convivencia muy especial para los habitantes de Chilluévar. A primera hora de la mañana se traslada el santo a “Los Vilchetes”, un paraje de la sierra de Las Villas, donde se celebra la eucaristía y después se come con la familia y amigos alrededor del santo. La noche de antes hay una verbena para empezar la fiesta con una gran participación.

—¿Qué mensaje para este tiempo comparte con sus paisanos y con los devotos de San Isidro, de la Virgen de la Paz?

—Es importante dar un mensaje de tranquilidad y, a la vez, otro igual de fundamental, que se respeten las medidas de seguridad para evitar los contagios ahora que hemos iniciado otra fase de la desescalada. Y, en este sentido, desear también que acabe esta crisis sanitaria cuanto antes y que el año que viene disfrutaremos mucho más de los actos preparados para este día. Quiero dar las gracias a todos los vecinos por ver esos balconeros con la imagen de la Virgen de la Paz para que nos ayude a superar la pandemia.

—¿Qué es lo que más le preocupa en estos momentos?

—Pues me preocupa la salud de los vecinos del pueblo, por supuesto, sobre todo de las personas mayores y de las personas de riesgo por otros motivos de salud a los que el virus puede hacer también mucho daño, porque es importante protegerlos bien. Y en eso están trabajando con todas sus fuerzas y experiencia profesionales que son muy importantes para todos nosotros. Por eso también quiero dar las gracias desde aquí a esos héroes, los sanitarios. Tenemos a uno de ellos en nuestra junta de gobierno. Desde aquí mi más sincero homenaje para todos y, en especial, para nuestro compañero, que nos contaba estos días lo mal que lo han pasado. Sin olvidar a otros muchos profesionales que están también contribuyendo a acabar con el coronavirus.

—¿Cree que cuando termine la pandemia cambiarán mucho nuestras vidas?

—No lo creo, por lo menos hasta que se encuentre una vacuna o un medicamento que pare el virus. Hasta entonces estoy convencido de que nada será como antes. Los abrazos, los besos, muchas otras cosas del día a día, tendrán que esperar. Tampoco podremos olvidar a los muertos que se ha cobrado este virus y el dolor de sus familiares, pero nos queda la esperanza de que todo será algún día igual que antes. Así que, salud y esperanza para todos.