“El centro siempre ha promovido una filosofía de participación en la sociedad, además de formar en aspectos de carácter académico”

PREMIO CAMPILLO DE ARENAS

21 ago 2019 / 11:13 H.

El curso académico 1983-1984 echó a andar en Campillo de Arenas un proyecto educativo pionero, el de la Escuela de Adultos “Dolores González Osorio”. Durante sus primeros años de vida, su labor se centró eminentemente en la alfabetización de aquellos vecinos que no habían podido pasar por la escuela. Unos tres años después, el centro amplió su ámbito de actuación con la anexión de Cárcheles al mismo. Enseñar a leer y escribir continuó siendo su premisa clave; no obstante, a esta se unía su carácter de desarrollo comunitario, dado que el objetivo final, en definitiva, era formar a personas que tuvieran una vida activa en la sociedad de Sierra Mágina.

Así, con el paso de los años, se empezó a dar prioridad a la preparación para obtener el graduado escolar y, más recientemente, el de secundaria, pero nunca ha faltado un sinfín de charlas, cursos y talleres de toda índole, todo ello siguiendo la misma filosofía abierta de compromiso social. Lo explica mejor Lorenzo Aguilar, actual jefe de estudios del centro, que ha formado parte de la estructura del “Dolores González Osorio” desde el primer día: “Cuando desde el Ayuntamiento aún no se ofertaba la variedad de actividades que se organizan hoy en día, nuestro centro era el que promovía esa psicología de participación y animación en la vida fuera de las casas a través de los cursos y talleres”. Aguilar cuenta que, entre las iniciativas que fueron impulsándose, se encuentran la de preparación para obtener el permiso para conducir —que se aunó con la enseñanza de la lectoescritura—, la del grupo de teatro y la de enseñanza de español a inmigrantes. En los últimos años, además, se ha fomentado una filosofía de respeto hacia la naturaleza que ha llevado al centro a hacerse con el Premio de Medio Ambiente que concede la Diputación Provincial. Sin embargo, entre todo ello, Aguilar destaca el papel crucial de la mujer tanto en lo que se refiere al crecimiento del centro como en lo que tiene que ver a la ruptura con el rol doméstico asignado tradicionalmente a la figura femenina: “Nuestro centro ha servido, principalmente a las mujeres, como puerta de salida a la comunidad. Son ellas las que han mantenido vivo el “Dolores González Osorio”. Es cierto que también ha habido hombres que, por ejemplo, han participado en los cursos de graduado escolar y en los de obtención del carné de conducir, pero en el día a día del centro las protagonistas han sido ellas, que, en esta sociedad, les ha tocado vivir encerradas durante mucho tiempo. Las mujeres supieron hacer suyo el centro y darle vida al pueblo, siempre con sus ganas por aprender y hacer cosas nuevas”. Hoy, aunque ya como sección del Centro de Educación Permanente “La Pastira”, de Jaén, el centro se mantiene fiel a ese espíritu.