Un profesor que vive feliz y realizado
Juan Antonio Pérez de Castro
Se considera un amante de las tradiciones bailenenses, pero, avatares del destino, cuando tenía 18 años, recaló en Jaén para estudiar Humanidades en la Universidad y, desde entonces, sus vínculos con la capital del Santo Reino no han dejado de fortalecerse. En la UJA conoció a la que es hoy su esposa, Esther Marchal, también licenciada en Humanidades. Se casaron hace tres años. Días atrás, la pareja, que tiene fijada su residencia en Jaén, recibió la feliz noticia de que van a ser padres primerizos a finales de este año y están que se salen de contentos. Juan Antonio Pérez es profesor de Historia de España y del Mundo Contemporáneo, en el instituto San Juan Bosco.
Asegura que se siente plenamente integrado en la capital, porque su mujer es de Jaén y porque la gente de la que se rodea lo recibe siempre con los brazos abiertos y eso, asegura, es grandioso. Es hijo del que fuera futbolista Manuel Pérez López “Lolo”, toda una institución en Bailén, que falleció el año pasado. A Juan Antonio, de alguna forma, también le picó el gusanillo del fútbol, lo ha practicado como aficionado y también estuvo volcado un tiempo con la cantera, donde entrenaba a los benjamines.
Pero de lo que se siente más orgulloso es de haber participado en la creación y puesta en marcha de la Banda de Música de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Bailén, en la que tocaba el trombón de varas y de la que fue su presidente. En la banda se formó como músico y aprendió a tocar. Una experiencia valiente para un puñado de “héroes”.
Los músicos eran hijos de cofrades y, como se partió del cero absoluto, la formación musical la hicieron de manera autodidacta. El que tenía algún conocimiento de música o tocaba un instrumento enseñó al neófito, y así, con una voluntad firme y decidida, se gestó una banda que hoy es un referente. La banda cuenta ahora con un director musical, Luis Costa, que ha ampliado su repertorio. Además de las marchas procesionales de Semana Santa, incluye melodías de coplas y pasodobles. A pesar de lo cerca que están Bailén y Jaén, a 40 kilómetros con una autovía que permite que el trayecto se resuelva prácticamente en un pis pas, y de tener casa propia en su pueblo, Juan Antonio acude solo en ocasiones puntuales, las fiestas de julio y a la recreación de la batalla de 1808 y alguna que otra fiesta y celebración, pero poco más. Se siente feliz en Jaén con su trabajo, con su mujer y con los amigos. Entre sus aficiones está la de tocar el bajo eléctrico. Lo hace cuando llega del trabajo. Es una forma de desconectar y de relajarse, no porque traiga tensión, sino que la música es para él un disfrute.
También practica deporte. Cada día sale a correr por el Parque del Bulevar. Otra de sus aficiones es la lectura. Lee libros que abordan la historia del siglo XX o la de la España contemporánea, que es lo suyo.