Custodio de la memoria más viva

José Antonio Vacas del Campo

25 jun 2016 / 11:11 H.

Desde siempre sintió interés por la arqueología y por la historia de su ciudad, La Carolina. Una pasión que compartió con un grupo de amigos y que, con el tiempo, fueron el germen del patronato que, en 1983, puso en marcha el Museo Arqueológico de La Carolina, una institución que, hace cinco años, amplió su temática y contenidos para convertirse en el Museo de la Ciudad. José Antonio Vacas es un carolinense, amante de su ciudad, de su paisaje, de su paisanaje, costumbres y tradiciones. En su adolescencia estudió en el Instituto Técnico de Enseñanza Media “Martín Alhaja” y es profesor de EGB de Ciencias Sociales. Profesionalmente trabaja, desde hace 34 años, en el Servicio Provincial de Recaudación de la Diputación en La Carolina.

Su afición por la arqueología lo llevó a conocer a destacados historiadores y a otros paisanos que compartían su afición. Con el tiempo, en 1983, junto con las entidades locales y el Ayuntamiento, formaron un patronato y se hizo el Museo Arqueológico de La Carolina. Previamente se había realizado un trabajo de campo para recopilar buena parte del material hallado en las prospecciones mineras por los geólogos e ingenieros que trabajaban, mayoritariamente, para compañías mineras extranjeras. Ese material formaba parte de colecciones privadas que sus propietarios donaron altruistamente al Museo de La Carolina. Esas aportaciones particulares forman la gran colección de fondos del Museo. Hoy, todos esos materiales se pueden contemplar en las vitrinas.

En ellas, y en los paneles, se ve la evolución de Sierra Morena, sus fósiles, minerales, fauna, vegetación, flora... Y la acción humana y su evolución desde el Paleolítico, la Edad del Cobre, la del Bronce... la explotación de metales, el mundo ibero con la aportación del yacimiento del Giribaile, la romanización, la Batalla de las Navas de Tolosa y objetos y restos de armas usados en la contienda. También se aborda la fundación de la ciudad, el convento carmelita descalzo y San Juan de la Cruz, y las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena que las fundó Carlos III para hacer más segura la comunicación de Cádiz y Sevilla con Madrid, y viceversa, porque el bandolerismo que campaba en Sierra Morena causaba mucho quebranto al traslado del oro que llegaba de América.

La solución fue traer cerca de 8.000 colonos procedentes de Alemania, Suiza, Francia, Austria y el Norte de Italia. Esta aventura, asegura José Antonio Vacas, fue el primer proyecto europeo común que se hace en España, con la repoblación de todos esos nuevos municipios. Este hecho lleva aparejada una modernización en muchos aspectos de la vida cotidiana, del calado de una reforma agraria totalmente novedosa. Todo ello, señala José Antonio, es importante que la gente lo conozca. Y para ello está el Museo.