“Cabra es un pueblo muy acogedor, muy religioso, con una identidad propia. Todo el mundo se vuelca en la parroquia”
PREMIO cabra del santo cristo

Simpático, amable, cariñoso y muy querido por los vecinos de Cabra del Santo Cristo. Juan Pedro Moya lleva cinco años como sacerdote de la parroquia de Nuestra Señora de la Expectación del pueblo, donde —dice— se siente como en casa. “Cabra es un pueblo muy acogedor, muy religioso, con una identidad propia. Todo el mundo se vuelca en la parroquia, y eso es muy de agradecer. El municipio tiene un patrimonio muy importante, como es la parroquia”, afirma este joven natural de Torres. El próximo 25 de agosto recibirá uno de los galardones de los Premios Reino de Jaén Sierra Mágina, de manos del Ayuntamiento de Cabra del Santo Cristo.
Lleva apenas nueve años en este ámbito. Ha pasado por diferentes destinos, como Santo Tomé y sus aldeas, hasta que llegó a Cabra del Santo Cristo. Desde que llegó este sacerdote “todoterreno” que recorre también las calles de Bélmez de la Moraleda (donde es administrador parroquial), no ha parado de emprender nuevos retos. “Cualquier ilusión que planteaba desde la parroquia, al final se convertía en realidad. Ello se debe a la generosidad de los vecinos, que aportan, cada uno, un granito de arena”, explica. Entre los proyectos que ha llevado a cabo está la renovación de la iglesia, a la cual la gente ha respondido con generosidad. “Primero comenzamos con la restauración del retablo mayor, del siglo XVIII; posteriormente los laterales; luego cambiamos la iluminación, hemos adecuado los accesos del templo, para que puedan entrar las personas con discapacidad, y finalmente se han cambiado todos los bancos”, comenta. En este sentido muestra su enorme satisfacción por el apoyo que recibe de parte de las instituciones, los vecinos y, especialmente, el alcalde del pueblo. “Siempre se ha portado muy bien conmigo y me ha ayudado en todo. Es una gran persona, y así lo siento”, agrega el sacerdote.
Además de las labores que ha conseguido desempeñar en el templo, desarrolla un importante trabajo de convivencia entre los vecinos. “Creamos los grupos de catequesis, organizamos el trabajo con Cáritas, con los enfermos, la colaboración con las religiosas y el coro”, expresa Juan Pedro Moya. “Para mí es una alegría recibir este galardón. El sentimiento con el que me acerco a recoger el premio no es a título personal, porque el trabajo que se ha podido realizar no es obra mía. Detrás del párroco hay mucha gente que ha hecho posible todo lo conseguido. El mérito no es mío, lo hago extensivo al pueblo”, concluye el sacerdote.