Encuentro con la Divina Pastora

La venerada imagen procesiona, un año más, gloriosa por las calles del barrio

11 jun 2019 / 16:23 H.

Una de las devociones más populares de la ciudad salió a las calles de su barrio en las últimas horas de la tarde de ayer. La Divina Pastora de las Almas, titular mariana de la Hermandad del mismo nombre y del Beato Fray Leopoldo, procesionó en un nuevo Lunes de Pentecostés entre el bullicio de cofrades y devotos.

La jornada festiva en el barrio de Capuchinos comenzó con la eucaristía y Función Principal de Estatutos de la corporación cofrade, en honor de su imagen de la Virgen. La celebración litúrgica estuvo presidida por el consiliario de la cofradía, Nicolás Velasco, celebrada en el templo que honra a la advocación pastoreña, comenzó a las 19:30 horas en una iglesia que estaba abarrotada de fieles.

Tras la misa, pasadas las 20:00 horas, el cortejo comenzó a inundar la Avenida de la Plaza de Toros donde, desde el pasado viernes, se encuentra la verbena en honor a la Pastora. El desfile procesional visitó la plaza Martínez Linares y las calles Ana María Mogas, Maestro Sapena, Pablo Neruda, Maestro Amador, Benyussuf, Alhamar, Puerta de Madrid, Bernardino Martínez. Además, en esta ocasión como novedad hizo lo propio en Los Hornos, Pintor Luis Aldehuela y Granados, para terminar en la Corredera de Capuchinos. La comitiva contó con representación de las hermandades y cofradías de Pasión y Gloria de la ciudad, y como es tradición, tras la Cruz de Guía iban los niños que hicieron su Primera Comunión en el presente año. Lucían los trajes que llevaron en aquel día, con lo que le dieron al principio de la procesión un toque alegre y colorido.

Algunos de los momentos más significativos de la noche se concentraron al paso de la Virgen por la Puerta Grande de la Plaza de Toros; el saludo al Colegio “Madre del Divino Pastor”, o su llegada a la calle Maestro Sapena. Esta última se encontraba engalanada para la ocasión, y las petalás se sucedieron a lo largo de ella.

La Divina Pastora, bellamente exornada con flores y alzada sobre un risco que evoca a una pradera sobre su paso procesional, estrenaba todo el ajuar que lucía: saya, pamela y manto, con el color rojo con predominante. Asimismo, tras ella un gran chaparro acogía la talla, y en él se encontraban colocados los atributos que acompañan a la advocación, como es el caso del zurrón o un cántaro de agua. Bajo las plantas de la Virgen también se disponían un grupo de ovejas, una de ellas bajo la mano derecha de la Pastora, aludiendo a Cristo como “Cordero de Dios”. Todo el paso era rematado con cuatro faroles de guardabrisa que le daban luz a la imagen.

Con el término de la procesión culminan quince días de fiesta organizados por la Asociación de Vecinos del barrio y la propia hermandad. Ambos colectivos ven cumplido, una vez más, un sueño.