El escultor Manuel López recupera la esencia del Cruceiro

Una pieza característica y única como es el Cruceiro del Altozano del Convento ya se encuentra en su emplazamiento original tras un largo periodo de restauración tras sufrir un acto vandálico que dejó a esta escultura, cuyos orígenes están estimados en el siglo XVIII, sin las piernas del Cristo Crucificado.

El proceso de reparación y restauración lo ejecutó el escultor Manuel López, que tenía como idea principal recuperar el estado original de esta obra única, elaborada en granito de porriño y tan característica de Galicia, junto con los correos. “A diferencia de los cruceiros habituales en el que los cristos están unidos a la cruz, son más románicos; pero, esta pieza tiene a Cristo exento de la cruz, tiene valentía y de ahí que su ensamblaje sea realmente interesante”, asegura el propio escultor, quien añade que el deterioro progresivo de la obra estaba generando mucho desánimo en su barrio.

En este proceso, la mayor dificultad estaba en la reconstrucción completa de las piernas para conformar su unidad total. Este proceso se llevó a cabo mediante una estructura de acero inoxidable, que fue revestida con taco químico, una masa de componentes, como detalla el propio López muy dura, obligando a que las piernas tuvieran que ser moldeadas “in situ”. Tras este paso, se procedió a la reintegración cromática de la pieza con témpera, una técnica reversible. “Este es el protocolo que se debe seguir en el campo de la restauración y de esta manera se ha logrado la unidad con el conjunto para devolver el crucifijo a su emplazamiento original”, apunta un escultor quien reconoce que puede haber criterios distintos de restauración: “Yo he seguido este proceso, he considerado el adecuado”. Esta obra tan singular de Andújar ya se encuentra junto al Altozano del Convento para alegría de sus vecinos que la pueden contemplar cada día y esta zona turística recupera, de este modo, su aspecto original. Un proceso que demuestra la importancia de cuidar del patrimonio.