Alivio en Guarromán después de la retirada de una gran grúa

Los vecinos denunciaban, desde hacía años, el peligro que suponía la estructura

15 ene 2017 / 11:41 H.

La tranquilidad regresa a una zona de Guarromán tras casi una década de zozobra. La grúa de grandes dimensiones que pendía sobre viviendas de las calles Nuevas Poblaciones, Camino de la Sierra y Donantes de Sangre —cerca del instituto— ya es historia. La firma propietaria de la estructura acaba de ejecutar las labores de desmontado, que se prolongaron una mañana y una tarde.

El alcalde, el popular Alberto Rubio —quien llegó al cargo en 2015—, explica que “desde el principio” se preocupó por el asunto y recabó documentación. Añade que se reunió con los vecinos y contactó con la compañía promotora de las casas del entorno, sometida a un concurso de acreedores. Rubio asevera que dio un margen de tiempo por si era viable la construcción, como le había expuesto un empresario, de más inmuebles. Destaca que, al constatar que no era factible que continuaran con nuevas obras, después de consultar a la administradora concursal dirigió un requerimiento a la firma a la que pertenece la grúa. Esta, finalmente, ha atendido la petición de retirada.

“No ha costado un euro a los guarromanenses. Los políticos estamos al servicio de la ciudadanía y debemos conseguir lo que la gente demanda”, expresa el responsable. En su opinión, anteriores corporaciones no se preocuparon, aunque podían haber resuelto el problema solo con vincular la concesión de la licencia de primera ocupación con la eliminación de la inmensa estructura.

Uno de los residentes en el entorno, Juan Francisco Romo, constata el alivio generalizado que existen la zona. “Los vecinos estamos muy contentos después de nueve años”, explica. Expresa el agradecimiento por la implicación del alcalde, del que destaca que también solucionó otra queja de los habitantes del entorno: la suciedad acumulada en un solar.

Los guarromanenses temían que la grúa cayera sobre sus domicilios, máxime ante la falta de mantenimiento y el robo de piezas, que hacía que se moviera y sonara, sobre todo con viento. Además, la grúa atraía aves que acarreaban problemas de suciedad. En su día recogieron firmas para solicitar su retirada.