Una amistad imperecedera

Un grupo de personas que eran inseparables durante la adolescencia se reencuentra más de medio siglo después

02 jun 2019 / 11:16 H.

La amistad es un sentimiento que puede perdurar más allá del tiempo y la distancia. Ejemplo de ello es el reencuentro acontecido este fin de semana de Alcalá la Real. Un grupo de diecisiete personas, entre los que se hallaban amigos de la adolescencia y sus actuales parejas, se reunieron para vivir una jornada marcada por la rememoración del pasado. Algunos de los presentes llevaban más de medio siglo sin verse, ya con canas y cerca de los setenta.

Uno de los asistentes, el carismático maestro Rafael Torres, explica que la reunión surgió de manera casual, en febrero, cuando él, su mujer y Manuel Peñalver, también miembro del colectivo, disfrutaban en un viaje del Imserso por Alicante. “Nos reconoció una alcalaína que era prima de un amigo de los años 60”, precisa. A raíz de ahí, y de recabar contactos, se formó un grupo de WhatsApp en el que se intercambiaron conversaciones, fotografías y referencias de otros componentes de aquel núcleo. De ahí surgió la idea de quedar un sábado de primavera en Alcalá la Real, decisión que se tomó después de acoplar las fechas propicias para cada cual.

Como manifiesta Torres, el núcleo está formado por los “seises del tractor”, un grupo de seis chicos que se hizo una memorable foto al lado de uno de esos vehículos agrícolas. Son, aparte de él mismo, Juan José Ruiz, José Ortiz, Federico Parra, Isidro Muñoz y Rafael Vela. Estos dos últimos y Rafael Torres son los únicos que siguen en Alcalá, mientras que otros se afincaron en lugares como Granada, Jaén o Marmolejo. Los adolescentes de entonces coincidían con “las nenas”, Manuela Peñalver, Mercedes Larrubia, María Reyes Romero y María Andrea Ruiz. “Aquello se vivió con tanta intensidad que, por ejemplo, uno de los muchachos, hijo de un médico, solo estuvo un año en el pueblo, pero a los demás nos parecía que habían sido varios años y a él, toda una vida. Para tantos recuerdos dio la amistad”, remarca, contento, Torres tras volver a reunirse.

La jornada de reencuentro se abrió con un desayuno en la churrería del Paseo de los Álamos. Después, hubo visitas al interior de la iglesia de San Antón, a la Fortaleza de la Mota y La Trinidad. El almuerzo se celebró en el Club Fuente del Rey. Por la tarde, el grupo pasó por el Palacio Abacial —lugar en el que se hallaba el Centro Oficial de Patronato de Enseñanza Media (Copem), donde muchos estudiaron— y la iglesia de Consolación, incluido el camarín que alberga a la patrona, la Virgen de las Mercedes. Después, callejearon por el casco antiguo y pararon ante un inmueble donde solían celebrar guateques. De vuelta al Paseo de los Álamos, hubo un rato para conocer la muestra de quesos artesanos y la exposición de Capuchinos sobre los cuarenta años de democracia en el Ayuntamiento de Alcalá la Real.

La experiencia fue tan fructífera que dio para hacer planes de futuros reencuentros, con un viaje en microbús o un guiso como opciones más probables. Vayan donde vayan, lucirán la camiseta del grupo Alcalá Años 60, verde, con la silueta de La Mota.