Un porvenir para Ribera Baja

El artesano Santiago López apuesta por explotar los encantos de la aldea con su alojamiento Casa Manuela

14 sep 2021 / 17:04 H.
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Ribera Baja es una aldea llena de encantos, pero, a la vez, un ejemplo de la España Vaciada dentro del municipio de Alcalá la Real. Si en su apogeo poblacional, a medidos del siglo XX, el número de vecinos no debió de estar muy lejos de los ochocientos, actualmente quedan empadronados prácticamente cien —probablemente los vecinos en realidad sean menos—. Este retroceso supone que decenas de casas se encuentren vacías.

Consciente de la situación, Jorge López, un artesano de la madera con taller en Santa Ana y enamorado de Ribera Baja impulsa una iniciativa económica para dar vida a esta pedanía próxima al río Velillos. El alojamiento se llama Casa Manuela, en honor de su sobrina, y representa la rehabilitación de una vivienda típica ribereña. El inmueble, situado en El Barrio y con vistas al cerro de La Atalaya, está lleno de historia, pues en sus orígenes sirvió como horno. Lo más interesante es que se trata de una construcción troglodítica, pues cuenta con muros que en algunos puntos rondan el metro de espesor, lo que indica que, probablemente se edificó en el propio tajo que delimita Ribera Baja. De hecho, el inmueble cuenta con una cueva excavada a pico en la arenisca, con más de cincuenta metros cuadrados de superficie. El estar embutida en la piedra es una garantía de frescor, inclusive en lo peor del verano.

Después de adquirir la propiedad, Jorge López, con la inestimable ayuda de su padre, Santiago López, también carpintero, empleó dos años en reformar a conciencia la casa, labor en la que tuvo papel fundamental el constructor frailero Custodio Serrano. Tras más de dos años de trabajo, incluida una pandemia de por medio, la obra está terminada, a falta de retoques. La idea es abrir el alojamiento a finales de año.

Jorge López subraya que el establecimiento, son siete habitaciones y capacidad para catorce personas, puede ser un revulsivo para Ribera Baja. Es especialmente destacable la ejecución de las estructuras de madera, de la que se han encargado padre e hijo. Sobresalen la cubierta, las puertas, el mobiliario y una curiosa escalera de caracol para subir del bajo a la planta superior. De este modo, se aprovecha una casa rural que llevaba décadas sin estar habitada. El recinto, con dos patios y árboles frutales, incluye piscina y una pérgola. Jorge López destaca que hay elementos inspirados en la isla balear de Formentera, donde él y su familia han vivido mucho tiempo.

“El turismo puede ser el futuro de las zonas rurales de Alcalá”, manifiesta el emprendedor, que espera que los últimos trámites burocráticos se solventen para inaugurar cuanto antes. De Ribera Baja subraya sus atractivos, pues es una zona muy fresca en verano, rodeada de huertas que permite estar en el campo y a la vez cerca de Alcalá. Cada vez hay más alojamientos allí.

$!<i>Escalera de caracol instalada en la casa.</i>
Escalera de caracol instalada en la casa.
Alcalá