Las religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos se van

Gratitud hacia las hermanas tras 48 años de duro trabajo en el municipio

08 nov 2020 / 14:13 H.
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Las religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos dejan Alcalá la Real después de 48 años de trabajo en beneficio de la sociedad. La última ubicación de la congregación se encontraba en el barrio de Iberoamérica, concretamente en una casa de la calle Uruguay, aunque entre 1972 y el 25 de marzo de 1980 la comunidad tenía su sede en un piso de la calle Aben Zayde. La marcha genera tristeza y gratitud entre la población local.

Según fuentes de la congregación, el motivo de la salida es la avanzada edad de las tres integrantes que quedan —Teófila García, María del Carmen Gómez y Arantxa Aristondo— y la falta de relevo genercional. Los planes son que la marcha efectiva se haga el día 20 y que el 15 haya una misa de despedida en la parroquia de El Salvador. Las religiosas se trasladarán a comunidades de las provincias de Valencia, Madrid y Cáceres, aunque la pandemia puede trastocar los planes actuales, incluidos los plazos.

En los comienzos, concretamente el 30 de septiembre de 1972, se firmó un contrato entre la congregación y la SAFA, en el que ambas partes se comprometían a cooperar en cuestiones religiosas y de índole social. Durante su permanencia, las hermanas colaboraron en las parroquias con la catequesis, Cáritas, formación de mujeres y ministras extraordinarias de la Comunión, entre otros cometidos. Al poco tiempo de llegar, las hermanas se dirigieron a las aldeas, como La Hortichuela, Fuente Álamo, Venta de Agramaderos, San José, La Rábita, Mures, Ermita Nueva, Santa Ana y Charilla. En el caso rabiteño, fueron fundamentales para la creación de una cooperativa textil y en otros núcleos rurales impartieron clases de corte y confección, que permitían obtener un título y, de esta manera, promocionar a estas mujeres.

El colectivo, asimismo, organizaron la ayuda a los discapacitados —sobre todo a raíz de la apertura del matadero de Promi— y las pastorales del Enfermo y de Ocio y Tiempo Libre. En la línea de promoción femenina, en el Palacio Abacial —en locales cedidos en aquellas décadas por el Ayuntamiento— había talleres de alfabetización, charlas de formación religiosa y general, corte y confección. Cada mes se publicaba un periódico, titulado “El Girasol”. En los años 80 del siglo XX surgió el grupo de Jóvenes Misioneros.

En los 90, de la mano de la parroquia de El Salvador, insuflaron vida a los grupos Visitadoras y Ministros de la Comunión. Entre los méritos sobresalen la atención al barrio obrero de Condepols, la creación en 1980 del Centro Sociocultural de Promoción Femenina y Familiar El Girasol, el Taller Ocupacional Los Amigos y múltiples iniciativas como coros musicales, la pastoral conjunta del arciprestazgo, la enseñanza religiosa escolar, las clases de Primaria en Ribera Alta y Santa Ana y la colaboración con Manos Unidas y Proyecto Hombre, sin olvidar los campamentos de trabajo en Alcalá la Real y la celebraciones de Semana Santa en las pedanías ante la ausencia de sacerdotes.

En 1997, al cumplirse los veinticinco años de presencia en el municipio de La Mota, Ángeles Díaz Estepa se comprometió como asociada laica Sagrada Familia y dio el nombre a un grupo de asociados que, en 2020, alcanza actualmente la cifra de catorce.

A raíz de la salida de las religiosas, surge un movimiento que, respaldado en un dosier con la labor del colectivo, solicita al Ayuntamiento, como reconocimiento a la labor prestado durante cerca de cinco décadas, que se conceda a la institución el Premio Hércules, en cualquiera de sus categorías, un galardón que se fallará en breve.

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