La vida cotidiana al descubierto

Las excavaciones realizadas con el Campo de Arqueología permiten que afloren una casa y una bodega

08 ago 2019 / 11:15 H.

El Campo Internacional de Arqueología Fortaleza de la Mota cumple con su cometido y permite que afloren restos ilustrativos de cómo era la vida de la gente en la antigua ciudad. En concreto, este año las prospecciones se centran en una casa y una bodega, de manera que al final no se trabajó en ninguna de las calles. Se trata de inmuebles incrustados en la roca y adosados a la muralla oeste. Están situados en la terraza superior del Barrio popular del Bahondillo, entre la Torre de la Cárcel y la Puerta Nueva.

El director de arqueología, Carlos Calvo, explicó los resultados de los trabajos, que concluirán esta misma semana. Precisó que los restos consisten, principalmente, en cerámica, datada entre los siglos XVI y XVII, incluso con fragmentos posteriores. Por otra parte, se encontraron algunos objetos metálicos, como clavos. Como curiosidad, se localizó un bolaño, es decir, un proyectil de piedra lanzado con catapultas y otras máquinas de guerra en los asedios. Ese elemento redondeado se reutilizó como un sillar en un muro.

Calvo explicó que la mayoría de las viviendas tenía su propia bodega, lo que evidencia la importancia del sector vinícola en Alcalá la Real. Se aprovechaban las condiciones favorables para crear estas estructuras subterráneas que, en la fresca roca, generaban unos afamados caldos. Una vez más se han descubierto trozos de vasijas para el vino o los huecos en los que estuvieron. Una de las dificultades del poblamiento de la Fortaleza de la Mota radicaba en la escasez de agua, lo que se solucionaba mediante aljibes, como los aparecidos en las excavaciones ahora en marcha. Por otro lado, en las moradas de los antiguos habitantes de la ciudad fortificada había animales, como prueban los restos de huesos localizados también esta vez. Lo que no está claro es si procedían de bestias estabuladas en las viviendas o tenían otra procedencia, ya que la zona también se utilizó como vertedero. Una de las cuestiones que detalló Carlos Calvo es cómo podía vivir la gente es unas moradas con una superficie tan restringida como muchas de las que aparecen. La respuesta radica en la construcción de edificaciones con varias alturas.

El trabajo de sucesos años en el recinto amurallado permite constatar la evolución histórica de la ciudad, llamada por los cristianos Alcalá de Benzayde y, tras su conquista a mediados del siglo XIV por las huestes del monarca castellano Alfonso XI, Alcalá la Real. En este sentido, después de representar un baluarte frente al reino nazarí, en el que, por cuestiones vitales, la población tenía que residir dentro del espacio amurallado, con la toma de Granada en 1492 desaparece el peligro bélico, lo que hace que la población comience a extenderse hacia el llano, se dieran otros usos a las casas y se reutilizaran sus piedras. Finalmente, hasta los abades abandonaron La Mota.