La cabra montés retoza en los Tajos de Charilla

En tiempos del coronavirus la naturaleza se muestra en todo su esplendor. Más si, como estas semanas, las precipitaciones son generosas. A veces el medio ambiente da sorpresas, con la presencia de animales que se creían ajenos a un lugar. Si hace unos años, un ciervo macho fue atropellado en la N-432, junto a Puertollano, desde hace unos meses se dejan ver las cabras monteses en los Tajos de Charilla, uno de los lugares más especiales del municipio.

Como ya hizo con anterioridad Javier Pérez, recientemente inmortalizó con su cámara a este rumiante Javier Rubio, quien retrató un grupo más amplio en el que se dejan ver, principalmente, hembras y jóvenes, con algún macho cuyos cuernos comienzan a destacar sobre los del resto. Los animales retozan con tranquilidad por los riscos del precipicio, en un paraje muy conocido por albergar un bosquete de zumaques.

El icónico animal —Capra pyrenaica hispanica— es uno de los emblemas de la fauna española. Se siente como en casa en los Tajos de Charilla, un espacio bien conservado bastante cercano al casco urbano de Alcalá la Real. Hasta ahora, solo se tenía constancia, aparte de las isntantáneas refereida de Javier Pérez de la existencia de la especie, a través principalmente de individuos aislados, en áreas montañosas o abruptas como, por ejemplo, el paraje de La Friolera, cerca de Ribera Baja.

De esta manera, la cabra montés, también llamada íbice ibérico, se convierte en un atractivo más para los Tajos de Charilla. Este rincón sobresale por sus valores paisajísticos —con espectaculares precipicios y grandes bloques de piedra desprendidos—. En cuanto a los especies, en el plano de la flora, aparte del zumaque —un arbusto cuyas hojas adquieren un llamativo tono rojizo en otoño— se encuentran otras especies mediterráneas, incluso con endemismos como los zapaticos de la Virgen. En cuanto a la fauna, pueden mencionarse el búho real, la chova piquirroja, el águila perdicera y, en ocasiones, el buitre leonado.