Grandiosa recreación en La Mota

La Fiesta Medieval, con múltiples espectáculos y alicientes, brilla con luz propia

02 ago 2019 / 11:34 H.

Cientos de alcalaínos y visitantes, tanto emigrantes como personas procedentes de otros municipios andaluces coincidieron en la puesta de largo de la Fiesta Medieval. La convocatoria tuvo como prólogo un concurso de disfraces de época celebrado en el Paseo de los Álamos. Después los presentes, entre ellos algunos ediles, subieron hasta La Mota en el tren medieval, una de las grandes novedades del presente año, que recoge al público en San Antón. El acompañamiento musical correspondió a una batucada. El cortejo ascendió por el casco antiguo hasta penetrar en la Fortaleza de la Mota, histórico monumento cuyo pasado se recrea. También se estrenó el tren turístico que sirve, esta edición, para trasladar, de manera gratuita al público hasta el recinto amurallado situado a más de mil metros de altitud. Este año la celebración destaca por sus temperaturas agradables, lo que supone un incentivo añadido para asistir a una convocatoria que, después de la jornada inaugural, continúa hoy y mañana entre las nueve de la noche y las dos de la madrugada.

En el interior de la fortaleza, que sirve de marco especial para la celebración, el público tiene a su disposición una amplia oferta lúdica y gastronómica. El espacio se encuentra distribuido en cuatro áreas fundamentales. Dentro de la alcazaba, en el patio de armas, se localiza el campamento militar. Ahí se desarrolla una recreación de época en la que no falta, ni siquiera, los combates entre caballeros y una evocación de cómo vivían las huestes. Esta propuesta sustituye, en 2019, a la representación teatral “El Cerco de Benzayde”. En la jornada inaugural el público llenó el escenario para presenciar el espectáculo. Alrededor del castillo se exhiben instrumentos de tortura y de ejecución, aparte de un apartado específico centrado en la cetrería. Los visitantes pueden presenciar diferentes especies de rapaces tanto diurnas como nocturnas.

En cuanto al espacio de Trovadores, este año, la principal novedad es la instalación de dos escenarios. Sobre ellos se suceden actuaciones de danza oriental, dramatizaciones, malabares y fuego, un faquir y música medieval del grupo Tharsis. Igualmente, un juglar relató las peripecias de la conquista, en el siglo XIV, de la ciudad andalusí por Alfonso XI.

En cuanto a los más pequeños, hay un área específica para ellos, en el entorno de la Plaza Alta, con un tiovivo gratuito, un campamento de escuderos, juegos y torneos, entre otras propuestas que permiten a los iños mostrar su destreza. Uno de los puntos con más afluencia es la Lonja, ubicada en la explanada contigua a la iglesia mayor abacial. Con presencia de más de una decena de negocios de Alcalá la Real, los puestos sirvieron una amplia variedad de bebidas —incluidos vinos de la Sierra Sur y cerveza artesana local—, así como gastronomía para todos los gustos, en ocasiones con evocación de la cocina de la Edad Media.

Aparte de reponer fuerzas, los visitantes cuentan con la posibilidad de adquirir, por ejemplo, artículos en el divertido Zoco. Por ejemplo, se ofrecen abalorios, cerámica, jabones, artesanía y plantas medicinales, sin olvidar la existencia de una tetería. Como complemento, existen demostraciones en vivo de oficios como la alfarería, la cantería o la fabricación de candiles.