Descontento por la acampada en un pinar durante Etnosur
Vecinos critican el riesgo de incendio y las molestias en la Cuesta del Cambrón

La edición número veinte del festival Etnosur concluyó el domingo, después de tres intensos días con numerosas actividades. A falta del balance de la organización —previsto para mañana—, algunos vecinos critican la “cara B” de los Encuentro Étnicos en la Sierra Sur. En concreto, vecinos del entorno de la Cuesta del Cambrón —a los pies de la Fortaleza de la Mota— denuncian que se permitió la “acampada incontrolada”. Llaman la atención sobre el hecho de que las tiendas de campaña se instalan en una zona de pinar y que cada año son más numerosas. En esta línea, alertan de las molestias que acarrea la situación. Al respecto llaman la atención acerca del peligro de incendio.
Además, explican que esta acción tuvo otras consecuencias. Entre ellas, la pintada de grafitis en el muro que delimita el parque, la presencia de basura por la calle y el ruido, que se unía a la música “hasta las siete de la mañana” procedente del ferial. En esta línea, dice que algunos de los habitantes de la zona tenían que comenzar a trabajar a primera hora del día.
Fuentes del Ayuntamiento manifiestan que no tienen constancia del problema. Al respecto, instan a los vecinos a comunicar la situación a través del servicio Línea Verde o de otros cauces. En cuanto al riesgo de incendio, precisan que el terreno bajo los árboles se encuentra desbrozado.
La música hasta altas horas de la madrugada en la llamada “Etnoteca” también genera descontento entre los residentes en los alrededores del recinto ferial, en particular en las viviendas situadas por encima del colegio Alonso de Alcalá. Los vecinos consultados dicen que los conciertos no les molestan, pero que la “Etnoteca” debería ser suprimida.
vereda del carmen. Otro de los focos de críticas es la calle Vereda del Carmen. Vecinos aseveran que las autoridades no han atendido el malestar expresado en años anteriores por el vallado de la vía pública. Resaltan los incovenientes para hacer su vida normal durante los días del festival y el “tapón” que se genera. Dicen que incluso hubo un conflicto porque los vigilantes no querían permitir que un padre, residente en la zona, llevara a su hijo a jugar al parque. Desde el Ayuntamiento se señala que las críticas proceden de un número muy limitado de personas mientras que el resto ha expresado su satisfacción con la decisión de vallar la zona. En el entorno existe división de opiniones en relación con el cierre del lugar. Los partidarios de estas estructuras metálicas valoran que preservan la limpieza y la tranquilidad.
Bomberos denuncian que se usó a personal de la bolsa de empleo para limpiar con el camión nuevo las calles durante el festival. Los agentes creen que los eventuales no tenían formación ni indumentaria adecuadas. El Ayuntamiento sale al paso de estas críticas y asegura que una empresa sí formó a los trabajadores que emplearon mangueras para mantener la vía pública en las mejores condiciones en los días del festival.