Cariño Robles cumple cien años en la residencia local

La crisis sanitaria del coronavirus no impide que reciba un cálido homenaje

24 abr 2020 / 16:24 H.
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Pese al prolongado estado de alarma no es solo sinónimo de malas noticias. También las hay muy positivas. Si hace unas semanas nació un bebé en el hospital de alta resolución, en un tramo de edad diametralmente opuesto, una usuaria de la residencia de mayores Nuestra Señora de las Mercedes cumplió un siglo.

La protagonista de la historia es Cariño Robles, quien lució una banda que constaba que había alcanzado los cien años. La longeva alcalaína recibió el cariño de sus compañeros y del personal del centro. A pesar de que por las restricciones derivadas de la situación actual no podía recibir visitas, gracias a las nuevas tecnologías esta mujer, una de las de las más ancianas del municipio, pudo estar en contacto con sus seres queridos, entre ellos uno de sus hijos, el exjefe de la Policía Local José Luis Pinto y la esposa de este, Josefa Sánchez, docente durante años de Cristo Rey. También pudo conversar en directo con el alcalde, Marino Aguilera; la edil de Servicios Sociales, Mercedes Linares, y el asesor de esta área, el exconcejal del PP Baldomero Andréu. Robles demostró que goza de una salud de hierro, con una gran agilidad mental. De esta manera, la centenaria disfrutó de un día tan especial alegre y animada.

Cariño Robles, que es una mujer muy conocida en Alcalá la Real, recibió numerosas felicitaciones a través de las redes sociales. Entre quienes se congratularon de la efeméride se encuentra el profesor Francisco Martín, que tiene una estrecha relación con la centenaria y de su familia desde hace décadas. En su relato, publicada en la bitácora “Casas de Cabildo”, Martín ensalza la figura de Robles. La califica como “una mujer extraordinaria del barrio de San Juan”. El texto indica: Lo era todo para muchas familias de su entorno, desde los niños —que eran su pasión— hasta los mayores, como su mejor cuidadora de espíritu optimista”. En este sentido, destaca que ejercía como maestra de educación infantil para muchos niños de la zona de la calle Veracruz. En el escrito, el autor manifiesta igualmente: “Su casa se asemejaba al comedor del Auxilio Social, donde se compartía el chocolate de bollo con el aceite de sus parajes de los Tajos. Se probaba el primer ponche con el bautismo de la madurez refrescado en el pozo que compartía con la casa de encima”. El historiador también resalta la religiosidad de la longeva vecina: “Cariño frecuentaba la misa dominical y cumplía con los difuntos, porque era muy devota, como su marido, de la Virgen de la Cabeza, y cómo no de la Virgen de las Mercedes y del Cristo de la Salud”. Por último, su disertación acaba con una referencia al momento actual. “En la Residencia Virgen de las Mercedes, Cariño cumplió los cien años, con la misma vitalidad y, al verla, se nos viene este relato de amor que hemos escrito”, indica Martín.

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