Ajisur, ganarse la vida con el ajo y sus múltiples derivados

Quién sabe lo que es el ajo de cuarta y quinta gama? Se trata de una serie de productos derivados de este bulbo comestible, ya preparados para su uso. Esa, en resumen, es la actividad a la que se dedica Ajisur, una sociedad creada por el santanero Juan José Zafra y el malagueño Andrés Rueda. Se trata de una iniciativa de jóvenes emprendedores que se conocieron mientras cursaban la carrera de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. El negocio comienza su andadura, después de una licitación, desde una nave municipal situada en el polígono Fuente Granada, a espaldas de la antigua Escuela de Empresas.

La gama de artículos incluye ajo al natural —en cabezas y dientes—, pelado, negro, en polvo, laminado y en pasta, así como especias —pimentón, pimentón de la Vera, fórmulas para elaborar pinchitos, hamburguesas y kebab, perejil, laurel, orégano y pimienta, entre otros—. La venta se hace tanto al por menor como en negocios, como, por ejemplo, fábricas de embutido y de guacamole.

En la práctica, Zafra está más centrado en la parte de calidad, mientras que Rueda —quien procede de una familia con una larga tradición en la venta de alimentos frescos— se encarga de la comercialización. Transcurrido poco tiempo desde la apertura, Ajisur ya cuenta con rutas por las provincias de Córdoba, Granada y Málaga y ultima su apertura a Jaén. “La situación estratégica de Alcalá la Real supone para nosotros una ventaja competitiva”, manifiesta Andrés Rueda. Los dos responsables de la empresa remarcan la apuesta por la materia prima nacional y de proximidad. De hecho, buena parte de los ajos proceden del municipio granadino de La Zubia. Entre los proyectos a corto y medio plazo que manejan los socios se encuentra la instalación de una línea de pelado de ajo, lo que supondría la creación de puestos de trabajo, y la preparación de cebolla cocida para la morcilla, una labor típica de invierno para la que tienen apalabrada la cosecha de varias fincas de Mures. Si todo va bien se explorará la posibilidad de exportar sus preparados.

Los impulsores del negocio expresan su gratitud por el apoyo del Ayuntamiento y, en particular, del técnico Francisco García Ríos. Para la puesta en marcha de la iniciativa, valoran la concesión de una ayuda del Instituto Andaluz de la Juventud y están a la espera de otras líneas de ayudas. Ambos promotores se presentan como un ejemplo de esfuerzo y de exploración de nuevos nichos de mercado con el autoempleo como fórmula de dos jóvenes para ganarse la vida. Consideran que la nave adjudicada después de una puja por la Administración local, a la que pagan un alquiler, tiene unas dimensiones adecuadas para la actividad e incluso dispone de espacio para atender futuras ampliaciones. El anhelo, si la crisis lo permite, es dar trabajo a otros.