Adiós a todo un referente cultural

Pesar en el municipio por la muerte, a los 93 años, de la investigadora Carmen Juan

03 jun 2018 / 10:37 H.

Si hay una persona que representara la memoria de la cultura alcalaína desde mediados del siglo XX, esa era la bibliotecaria, profesora e investigadora Carmen Juan Lovera. Su fallecimiento, ayer, en su domicilio, a los 93 años de edad, deja un hueco. El funeral está previsto para las doce y media de este mediodía en la Iglesia de las Angustias.

Juan Lovera nació en Huéscar (Granada), donde su padre, registrador de la propiedad, estaba destinado, aunque llegó a Alcalá la Real con solo unos meses. Comenzó su formación en Cristo Rey y cursó el Bachillerato en las escolapias de Cabra (Córdoba). Luego se licenció en Historia en la Universidad de Sevilla. Aún joven, regresó hasta Alcalá con el resto de que echara a andar la biblioteca, que lleva su nombre, igual que una placeta próxima a la calle Real y la asociación de madres y padres del colegio Alonso de Alcalá. También gestionó con maestría el Archivo Histórico y animó a muchos vecinos a indagar en los legajos. Al principio, el servicio de préstamo de libros se ofreció en el Ayuntamiento. En estas instalaciones, actualmente en Capuchinos, después de pasar por el edificio de los juzgados, conservó un despacho incluso después de su jubilación.

Su currículum es muy fructífero. Fue, hasta su muerte, integrante del Instituto de Estudios Giennenses y de la Real Academia de Historia, la de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla y de la de Nobles Artes y Bellas Letras, de Córdoba. Entre otras distinciones mereció la Cruz de la Orden de Alfonso XI el Sabio y la del Orden Civil, esta última otorgada en los años 80 por las autoridades locales. Como docente sobresalió su etapa en el Centro Oficial del Patronato de Enseñanza Media, germen del instituto Alfonso XI. De ese periodo será recordada la preparación de adolescentes alcalaínos para participar en el programa televisivo “Cesta y Puntos”.

Como investigadora, su labor se prolongó a lo largo de más de medio siglo. Fue autora tanto de publicaciones monográficas como de artículos en medios de comunicación y programas de fiestas, sin olvidar sus comunicaciones en diversos congresos, a menudo al alimón con María Teresa Murcia, historiadora con la que colaboró con frecuencia, igual que con Francisco Toro, el cronista Domingo Murcia, Antonio Heredia o Francisco Martín. Como grandes aportaciones, “buceó” en la infancia de Martínez Montañés y defendió el nacimiento alcalaíno de Juan Ruiz, “Arcipreste de Hita”.

En los últimos años, se sucedieron los homenajes a Carmen Juan, como el tributado por el Ayuntamiento en 2013, con motivo del Día de la Mujer, ya que fue una adelantada a su tiempo y una innovadora. También le mostraron su reconocimiento, en el verano de 2014, un grupo de amigos. La UJA también la premió como pionera en ser estudiante universitaria.

La erudita estuvo lúcida hasta el final, y gozó de buen estado de salud hasta hace unos meses. De hecho, residía en su propio domicilio de la calle Álamos. Aunque no tenía hijos, sus sobrinos y otros familiares estaban siempre solícitos con ella. A raíz de su fallecimiento, numerosos alcalaínos y representantes del mundo de la cultura expresan su pesar con comentarios en redes sociales.

Quienes la trataron, destacan su brillantez y su carácter metódico como investigadora, bibliotecaria y enseñante, con anécdotas como las marcas que ponía para castigar a quienes se demoraban en la devolución de libros. Igualmente, valoran su dedicación vocacional al trabajo. En el plano humano, alumnos, lectores y amigos recuerdan su cercanía y el cariño con quien trataba a todos. En concreto, Francisco Toro, uno de sus compañeros en la biblioteca, el técnico de Cultura y responsable de la Asociación Enrique Toral y Pilar Soler, no duda en calificarla, más allá de su contribución cultural, como “una segunda madre”.