Abrazo de los hijos de dos guerrilleros en un acto sobre Cencerro

Vástagos de Tomás Villén y Ramón Jiménez, “Pena”, se conocen décadas después de la muerte de sus padres

18 sep 2016 / 13:30 H.

Sentimientos a flor de piel. La conferencia de Luis Miguel Sánchez Tostado, autor de “Cencerro, un guerrillero legendario”, propició una escena insólita, el abrazo entre los hijos de dos maquis fallecidos hace casi setenta años en la lucha contra el régimen franquista. Carmen Villén, una de las descendientes del combatiente castillero que protagoniza la obra bibliográfica, y Joaquín Jiménez, vástago del alcaudetense Ramón Jiménez, “Pena”, quien era miembros del grupo.

Ambos se mostraron emocionados y dieron las gracias a los presentes, que les tributaron un aplauso. Jiménez —como se explicó en el acto— conoció cómo había sido el final de su progenitor gracias a la publicación de Sánchez Tostado. Acudió, expresamente, a la convocatoria desde Cataluña, comunidad en la que reside. Ambos recibieron un obsequio de “Amici Culturae”, la asociación organizadora del acto, que congregó en el teatro Martínez Montañés a numeroso público procedente de Alcalá la Real y otros municipios.

En cuanto a la charla-coloquio en sí, el escritor y criminólogo relató las circunstancias y la evolución de la guerrilla de Cencerro, muy activa durante los años 40 del pasado siglo. Igualmente destacó que hubo 86 fallecidos —8 miembros de la Guardia Civil y ayudantes y 78 maquis y enlaces—. Luis Miguel Sánchez Tostado elogió el “movimiento de resistencia” que encabezó Cencerro y describió la dura represión, en la que muchas muertes se justificaban con la denominada ley de fugas. En su disertación también detalló los atracos protagonizados por la partida, que llegó a mover un millón de pesetas, solo si se tienen en cuenta las cantidades denunciadas. No obstante se preguntó por el paradero de una importante suma.

Por otro lado, el autor explicó que un francés, hijo de Manuel Alcalá, “Petrolero”, el único integrante de la guerrilla —aparte de Antonio Gallardo, “Sayuela”— que consiguió llegar al exilio, pretende rodar una película sobre la época y la gente de Cencerro.