Agrupación de Santo Tomé: oasis de descanso familiar para los que emigraron por un futuro

Perteneciente al municipio de Santo Tomé, a apenas tres kilómetros, sus blancas casas y su plazuela ofrecen un cálido lugar de reencuentro

27 sep 2024 / 07:00 H.
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A apenas tres kilómetros de Santo Tomé se encuentra una aldea dividida en poco más de 10 calles, que datan de mediados del siglo XX, cuando comenzaron a construirse humildes caseríos adosados, de tez blanca, de las que apenas diez están habitadas todo el año hoy en día. Se trata de la Agrupación de Santo Tomé, una pedanía perteneciente al término municipal de este municipio, y en el que se vive una vida tranquila y afable, lejos del mundanal ruido de las metrópolis. Cuando llega agosto, sus calles burbujean por la denominada Fiesta del Inmigrante. Son festejos locales en los que los descendientes de quienes hicieran de esta aldea su hogar, regresan para pasar unos días en familia, en un ambiente cargado de reencuentros.

Y es que son muchos los que tuvieron que marcharse para buscarse un futuro mejor. La mayoría de los descendientes de estos primeros habitantes partieron hacia la Costa Brava, con destinos como Valencia, Alicante o Barcelona. No es raro por tanto pasear por estas calles y encontrar un acento más proclive a las tierras catalanas. Para nietos y biznietos, herederos del trabajo de sus abuelos, la Agrupación de Santo Tomé constituye un oasis frente al día a día que viven en las grandes ciudades costeras. Es por ello que, durante sus vacaciones, siempre aprovechan para cargar el coche y poner rumbo a la provincia de Jaén.

Los días pasan en esta aldea sin mucho alboroto. La Plaza de la Iglesia es el lugar de encuentro, en ella se encuentra el único bar de la zona. Por las tardes, los que allí se denominan “la juventud” se reúne en sus bancos, frente a la fuente que se sitúa en el centro de la plaza, para charlar amistosamente. Lo de “la juventud” es irónico, por supuesto, pues los jóvenes tan solo pueden regresar en contadas ocasiones. Coronando la plaza, se encuentra la Iglesia de la Agrupación de Santo Tomé. Construida en 1954 bajo la dirección de Juan Piqueras, atrás quedaron sus mejores días. En torno al año 1985, dejó de ofrecerse el oficio religioso, y en la actualidad permanece cerrada a cal y canto, relegada a convertirse tan solo en un vestigio de tiempos pasados.

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