Joaquín Marchal restaura el Cristo de Los Noguerones

El artirsta marteño interviene, de nuevo, en el municipio alcaudetense

16 jul 2019 / 16:48 H.

El artista de origen marteño, Joaquín Marchal Órpez (Jaén, 1974), se encuentra restaurando el Cristo crucificado de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios de la aldea de los Noguerones. Marchal es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla y, previamente, estuvo estudiando en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Jaén. Tiene su taller en Martos y ha realizado trabajos para toda la provincia. Su labor profesional abarca casi todos los campos de las Artes Plásticas.

El Cristo de los Noguerones tiene una historia curiosa. Recuerdan vecinos mayores de la pedanía que en los años cincuenta esta escultura estaba en la iglesia parroquial de San Isidro de la Bobadilla, donde ya existía otro crucificado, razón por la que fue solicitado su traslado a Los Noguerones. No prosperó esta petición y los vecinos acudieron al entonces sacerdote, Serafín Molina, quien les aconsejó una solución poco ortodoxa, pero que resultó efectiva. Durante una procesión la imagen fue porteada por vecinos de Los Noguerones, que en el momento de regresarla a su templo cambiaron de rumbo y se dirigieron a su pueblo ante la atónita mirada de los vecinos de la Bobadilla que, no obstante, no opusieron resistencia. En el camino, lavaron la imagen en la fuente de Villodres, y finalmente quedó en la iglesia de Los Noguerones. Se trata de una imagen de Olot en escayola. El restaurador se hizo cargo de ella en el mes de mayo y tiene previsto terminarla para el próximo otoño. La intervención está consistiendo en eliminación de repintes, consolidación, y sustitución de la cruz por otra que se está realizando en Priego de Córdoba, ya que la actual, que no es la original, estaba combada y perjudicaba a la integridad de la imagen del Cristo de Los Noguerones.

No es la primera vez que Marchal trabaja para Alcaudete. También restauró las vírgenes de la Amargura y de las Lágrimas, María Magdalena (todas tallas en madera, posiblemente del siglo XVIII), y la Piedad de la capilla de las Angustias, terracota de finales del siglo XIX. Su último trabajo (antes del actual) fue la restauración de la imagen de San Juan Evangelista que, pese a la creencia de muchos vecinos que la consideraban de escayola, se trata también de una talla, aún más antigua, de finales del XVI o principios del XVII, que según el restaurador podría adscribirse al taller de los Raxis.

Además, también restauró un Niño Jesús y realizó un busto de San José, ambos encargos para las religiosas Santa Clara.