Filtraciones en garajes por los huertos sociales de El Valle

Linderos reclaman al Ayuntamiento daños y el cese de la actividad

14 may 2016 / 12:17 H.

Luis de la Paz ha perdido el sosiego que acompaña a su nombre y el motivo —señala— es una iniciativa social con la que el Ayuntamiento intenta ayudar a familias y a personas golpeadas por la lacra del desempleo y condenadas a la exclusión por otros tantos factores en el Polígono del Valle. Desde que, en febrero de 2014, la Administración local recuperó las parcelas yermas que, hasta entonces, habían alimentado el fenómeno del botellón para adecuarlas como huertos urbanos, para los usuarios del Centro Municipal de Asuntos Sociales, el edificio de Aparcamientos San Cristóbal, que linda con los terrenos, acusa “filtraciones y humedades” que —según De la Paz— amenazan, incluso, la estabilidad del inmueble.

Comenzaron, exactamente, hace un año. Y “van en aumento día a día; inundan aparcamientos y dejan en mal estado y hasta inutilizan objetos que los propietarios guardan en los trasteros, a la vez que ponen en peligro los cimientos del edificio, ante tanta agua como se filtra”. Este párrafo forma parte de la reclamación que la comunidad de vecinos elevó a la Gerencia de Urbanismo el pasado 8 de noviembre. Le exigía el valor de los materiales que habían quedado “inservibles” y también que se paralizaran los riegos y las siembras. Una actividad que el colectivo calificaba de “dañina”.

La interpelación no era nueva. Llegaba solo cinco meses después de otra en la que los propietarios expresaban su “malestar” por las filtraciones, y añadían: “Como esto no es legal, dado que los citados terrenos están calificados como urbanos, amén del peligro que suponen estas siembras para los edificios de los alrededores, solicitamos que se prohiban”. De no ser así, dejaban “abiertas las acciones legales oportunas contra el Ayuntamiento”.

“Llevo 17 años con las cocheras y en la vida hubo ni una sola gota de agua”, recalca Luis de la Paz. “Bueno —corrige Fernando Sánchez, otro propietario—, hace unos años, tuvimos una inundación que llegó al edificio de Cruz Roja incluso, porque los amigos de lo ajeno se llevaron una tubería del Centro de Servicios Sociales”. Pero, al margen de aquel hecho puntual, sostienen que “el gran problema” comenzó con “los huertos dichosos”.

Escayolista de profesión, aunque está parado en estos momentos, De la Paz asegura haber tenido que “tirar”, en alguna ocasión, “todos” los materiales de trabajo que tenía almacenados en su “aparcamiento y trastero”. Ocurrió el verano pasado: “El agua llegó hasta la puerta de entrada”. Y tiembla ante la proximidad de un nuevo estío. “El agua es constante y, como no les cuesta nada, riegan a manta”, se queja el hombre, que confiesa que ya “apenas” baja a la cochera porque se lleva “un berrinche”.

El edificio de Aparcamientos San Cristóbal tiene tres plantas. La baja es la más afectada por las filtraciones y las cocheras, las traseras, las que lindan con las parcelas que sirven de huertos. Y el problema va más allá. “El agua está escarbando, escarbando, la junta de dilatación se ha abierto más y el edificio se está dejando caer”, advierte, antes de subrayar que “no es cachondeo”. “No me quejo por quejarme”, subraya. “Nos van a hundir el edificio”, apostilla Sánchez.

Además de los escritos que se han remitido a la Gerencia de Urbanismo y al área de Patrimonio, han expuesto la situación al Centro Municipal de Servicios Sociales y hasta a los hortelanos. Ha sido infructuoso. “Todo se lo han pasado por el Arco del Triunfo”, lamenta De la Paz, que amenaza: “Lo siguiente será la denuncia. Ya voy a ir a por todas”.

Casi 1.500 metros cuadrados para ayudar a personas en exclusión

Aunque no era exactamente lo que, durante tantos años, reclamaron los miembros de la Asociación de Vecinos Passo, con Antonio Liébanas al frente, los huertos sociales que el Patronato habilitó, junto al Centro Municipal del barrio, fue un proyecto “piloto” en la capital que inició su andadura allá por febrero de 2014. Sirvió para reconvertir unos terrenos que, hasta entonces, habían servido como escenario para la práctica del botellón. “Tienen un gran trasfondo social —defendió, en alguna ocasión, la concejal de Asuntos Sociales, Reyes Chamorro— porque se hace un trabajo con la familia y entre los propios vecinos, brindándoles un espacio que ahora se ha recuperado”. Además, valoró: “Realmente, merece la pena porque los resultados están a la vista y las familias los están disfrutando, sintiendo que este espacio es suyo”. La edil realizó estas declaraciones en mayo de 2014, cuando ya se estaban recolectando las primeras verduras de la temporada.

La acompañó el entonces alcalde, José Enrique Fernández de Moya, que se comprometió a seguir dotando al barrio de más huertos sociales en otra parcela de titularidad municipal donde, en ese momento, también se practicaba el botellón.