Félix busca a la mujer de su vida

Pone un cartel en su chalé para hallar a una compañera con la que tener hijos

10 mar 2016 / 12:21 H.

Félix Martínez Sánchez tiene 63 años y una idea muy clara: “No quiero ser un mocico viejo”. Por eso, ha colocado un cartel en un precioso chalé ubicado en la calle El Cierzo —a 3 minutos de la Catedral— en el que se lee: “Félix busca compañera”. Además, deja su número de teléfono por si hay una mujer que lo quiera llamar. No obstante, deja bien claro que se han de abstener las féminas que busquen el interés o el dinero. “Yo solo quiero a una mujer que me quiera”. Le da igual que sea rubia o morena, alta o bajita, gorda o delgada. Para él, el físico no resulta importante. Más bien, a Félix le interesa que tenga un buen corazón.

Este jiennense vive en una casa de la calle Espiga, aunque a él le gustaría mudarse a la nueva vivienda, que está por estrenar. De hecho, no es la única que posee, aunque los carteles que ha colocado en la calle El Cierzo dejan bien claras sus intenciones. En una vivienda, pone “Se vende” y su número de teléfono. En la otra, “Félix busca compañera”, que es en la que le gustaría vivir con su mujer. Estas viviendas están enclavadas en unos terrenos familiares que se vendieron y en los que ha construido casas, aunque una se la ha dejado para compartir con una mujer lo que le quede de vida.

En el sótano tiene la leña, un garaje con varios vehículos —entre ellos un coche de marca Mercedes— y un salón con una chimenea. Arriba está el recibidor, la cocina, el salón, un cuarto de baño y un amplio patio con unos tragaluces que iluminan el sótano. En la primera planta figura la parte más íntima. “Aquí está el dormitorio de matrimonio y existen varias habitaciones. Esta me gustaría que fuera para nuestro hijo, si Dios decide concederme este deseo”, cuenta. Dispone de dos baños más y de una amplia azotea, que aparece en un piso superior.

“Ahora mismo, estoy solo en el mundo. Vivo en la calle Espiga en una casa, pero me gustaría estrenar esta nueva con mi compañera”, argumenta. No obstante, añade: “Lo primero que haría con mi pareja sería ir a la agencia de viajes y, si ella quiere, marchar para conocer México. No me gustaría morirme si acudir a ese país. Cuando paso por estas tiendas, veo los viajes y me despiertan mucho interés. Pero, luego, pienso qué hago yo solo en un hotel. Estoy seguro de que me sentiría más solo, por lo que, al final, nunca voy”. Félix Martínez Sánchez afirma que ha tenido alguna relación, pero nunca de manera formal. No se considera un hombre feo y piensa que han sido las circunstancias las que lo han llevado a estar solo. “Me he tirado toda la vida en el campo pendiente de la tierra y de los cultivos. Cuando no era el trigo, era la aceituna. Y si no, las patatas. Así resulta difícil que puedas conocer a una mujer. Tengo seis primos que también son, al igual que yo, mocicos viejos”.

Félix Martínez Sánchez cuenta que su pareja no se tendría que preocupar por hipoteca alguna, ya que tiene un chalé en el que vivir. De hecho, la finalidad del cartel, que él mismo hizo y amarró al balcón, es dejarlo bien claro. Lleva toda la vida trabajando, por lo que este “novio” tiene una buena dote. No obstante, afirma que busca a una mujer que no mire las cosas materiales, sino el corazón, que es lo más importante. Además, en ocasiones, pone los ojos en el cielo para ver los ciclos lunares, ya que sueña con tener un hijo. Para ello, su compañera tendría que ser bastante más joven que él, aunque si tiene más edad tampoco le importaría si se lo dice el corazón.

Félix Martínez Sánchez hace constantes alusiones al Evangelio y a algunas parábolas, como la del Hijo Pródigo, para dejar claro que el cariño no se puede basar en las cosas materiales. Su número de teléfono cuelga del cartel de este chalé de la calle El Cierzo, situado en el barrio de La Alcantarilla. Pese a que tiene otro en una vivienda contigua, que quiere vender, cada vez que suena el teléfono espera que sea una llamada de amor en vez de una persona interesada en la otra casa gemela, que vale 300.000 euros.