En Madrid no habrá playa —vaya, vaya—, como cantaba el grupo The Refrescos, una canción con la que se jactaban de que la capital de España, a pesar de tenerlo todo, carecía del atractivo por antonomasia del verano. Jaén quizás no lo tenga todo, pero sí muchas cosas. El mejor y más completo legado arqueológico íbero está en Jaén, que es la provincia con mayor concentración de castillos de Europa. La fortaleza de Baños de la Encina es la segunda más antigua del continente y el territorio jiennense es el que cuenta con la mayor concentración de olivos del mundo, lo que lo convierte en el mayor productor de aceite de oliva. Además, a excepción de Italia, recoge el testigo de la mejor arquitectura renacentista en Úbeda y Baeza. Tiene Jaén, por lo tanto, elementos de sobra para ser una tierra más prolífica de lo que es, y es que ni la playa le falta. Aparte de todo lo expuesto, la provincia jiennense es la que concentra más kilómetros de litoral de interior, lo que se convierte en una gran oportunidad ante la llegada de los meses de verano.

Porque en Jaén también hay playa

Con 910 kilómetros de costa repartidos en 321 playas, Andalucía es la cuarta comunidad autónoma por detrás de Galicia y los archipiélagos —canario y balear— si se atiende a la longitud de su litoral. Crassus errare —valga la expresión, hoy latinismo, de Marco Licinio— no computar los kilómetros de costa interior. Cuando uno se vuelve más papista que el Papa, el purismo de la Real Academia Española le indica que el litoral constituye, en definitiva, el área de transición entre los sistemas terrestres y los marinos, punto en el que Jaén toma la palabra por lo mucho al respecto que tiene que decir. A pesar de que las administraciones públicas, el sino, las malas decisiones —intencionadas o no— o la mano negra, llámese el error como cada cuál prefiera, se empeñen en relegar al territorio jiennense al furgón de cola en demasiados, por numerosos, aspectos de la vida, Jaén es la provincia española con más kilómetros de costa interior y, no solo eso, sino con más playas autorizadas, otro logro que sumar a la lista de éxitos silenciados de un rico territorio en el que destacan áreas de baño como la de El Encinarejo y el río Jándula, en Andújar; el sileño arroyo Los Molinos; el pantano del Rumblar, en Baños de la Encina; el río Borosa, en el término municipal de Santiago-Pontones, o el Guadalquivir a su paso por Villanueva del Arzobispo.

Miami Beach jaenera

Salvando las distancias y a sabiendas de que las comparaciones son odiosas, Vilches es a Jaén lo que Miami Beach a la Costa Este estadounidense. Este municipio, en las estribaciones de Sierra Morena, es motivo de orgullo para la comarca de El Condado por ser el que cuenta con más kilómetros de litoral, no ya solo de la provincia de Jaén, sino de toda España. Tres son los pantanos que ocupan su término municipal, a saber, el embalse de La Fernandina, el pantano del Guadalén y el embalse del Giribaile, el más reciente. Por él circulan, además, los ríos Guadalimar, Guarrizas y Guadalén, un verdadero paraíso del agua coronado por el Monumento Natural de El Piélago, testigo mudo del devenir de la historia que aún soporta los envites del inefable paso del tiempo. Se trata de un enclave que atesora un interés paisajístico e histórico mayúsculo, primero, por la belleza del discurrir del Guarrizas, y segundo, por el viejo puente romano de Vadollano, parte del recorrido de la Vía Augusta, la calzada más larga de la Hispania romana. Un oasis jiennense que complementa su oferta turística de naturaleza con su rica gastronomía y su vasto patrimonio, entre el que destaca el Castillo del Giribaile, una fortaleza de origen medieval que, desde lo alto del cerro, se erige como la joya monumental de Vilches, el pueblo con más kilómetros de costa interior del país.

Mil y una formas de disfrutar del agua

El potencial que supone ser la provincia de interior con más litoral no nubla la evidencia que dicta que de poco sirve tener recursos en cantidad si no se explotan adecuadamente. Son muchas las iniciativas que, aparejadas a la de por sí atractiva riqueza del agua, sobre todo cuando azotan las altas temperaturas del verano, vienen a completar la oferta turística de una provincia que lo tiene todo para ser un destino vacacional de primera. Para muestra, un botón, y de botones está sobrado un territorio que intenta extraer hasta la última gota de jugo de todo lo que tiene. Si hay que hablar de ejemplos, la de Amurjo, en el término municipal de Orcera, es la piscina más grande de Europa con sus casi 90 metros de longitud. Además de ser un paraje único en España, rodeado de un extenso manto de pinos que permite disfrutar de un baño en plena Sierra de Segura, cada verano se idea un amplio catálogo de actividades que van desde el cine hasta la natación sincronizada, la música y mucho más para disfrutar del agua de las mil y una formas posibles. Su belleza le ha servido, además, para convertirse en escenario de uno de los festivales más prestigiosos de la provincia: Música en Segura, que llevó hasta Amurjo el espectáculo “Le PianO du Lac”, que a cargo de la compañía La Volière, tejió un encuentro musical inaudito que supuso un auténtico intercambio humano tan exótico como poético.

Rica en cantidad, también en calidad

Porque no son los años de vida, sino la vida de los años. Como en el amor y en la amistad, la calidad es más importante que la cantidad. Jaén lidera en cantidad como provincia española con más kilómetros de costa de interior, pero también lo hace en calidad, lo que le confiere un valor aún mayor. La calidad de las aguas en las zonas de baño interior de Jaén es óptima y los análisis para su correcta comprobación constantes. Técnicos se encargan de determinar los diferentes parámetros exigidos por la normativa vigente mediante la extracción de muestras en las playas jiennenses. De este modo, se tienen en cuenta aspectos como los macroscópicos, la transparencia, el color, los aceites minerales, la presencia de espumas persistentes o sólidos flotantes, restos orgánicos o cualquier otro residuo —de cristal, plástico, caucho o madera— que pueda afectar a la salubridad de las aguas y se considere de interés sanitario. En el marco de este protocolo de vigilancia de la calidad de las aguas de baño se elaboran informes quincenalmente y es en este punto en el que la labor de los ayuntamientos se vuelve crucial como encargados de mantener las condiciones de salubridad, vigilar posibles puntos de vertido y adoptar las medidas requeridas por las administraciones sanitarias y ambientales. En total, este verano se realizarán cuarenta visitas de inspección y cuarenta tomas de muestras.

El carnívoro de agua limpia

Lutra lutra es su nombre científico. La nutria europea es un animal tan exquisito que no habita aguas contaminadas, por lo que su presencia es sinónimo de garantía de calidad. La contaminación de las aguas es la principal amenaza de su hogar. Sirve, por lo tanto, de medidor natural de la salubridad del líquido elemento. Parece que no hace tanto, pero han transcurrido ya casi veinte años desde que dos pescadores avisaran del avistamiento de un cocodrilo en el Guadalmena. No llegó a hallarse rastro de tal animal, por lo que el asunto quedó en que, seguramente, lo que vieron fue una nutria, mamífero terrestre perfectamente adaptado al medio acuático que habita en los cursos altos y medios de las cuencas del Guadalquivir y del Segura, en concreto en lugares recónditos y poco transitados de las riberas de los ríos. Es complicado observar una para el ser humano, y es que, además, la población tiende a ser cada vez menor, por lo que tuvieron mucha suerte los dos pescadores que, lejos de haber visto al rey de los reptiles, se encontraban ante un río por el que discurría agua de excelsa calidad. Uno de los últimos avistamientos de esta especie en la provincia se produjo muy cerca del arroyo de La Hondonera, en Alcalá la Real, en agosto del año pasado. Un ejemplar, víctima del asfalto, evidenciaba la presencia de nutrias en una zona, además, que no suele destacar por su calidad medioambiental.

El turismo de interior se dispara

Sea invierno, otoño, verano o primavera, Jaén presume de una oferta rica, variada y de calidad. Su costa, la más grande de España, es otra de las patas sobre las que se sostiene su turismo interior, un sector en auge que cobró aún más importancia con la pandemia de coronavirus, pues, para sus vacaciones, los viajeros optaron por destinos menos masificados, lo que cambió la manera de hacer turismo en todo el mundo. Las restricciones sanitarias, que dictaban que mejor lejos de las aglomeraciones, abrieron las puertas a entornos rurales y naturales que, hasta entonces, no habían recibido tantos visitantes. Esta tendencia es muy beneficiosa para las casas rurales. No fueron pocas las que colgaron el cartel de completo el pasado verano, y seguro que no serán pocas las que lo hagan este. La llegada de la canícula reactiva las decenas de playas y piscinas naturales que se distribuyen por la provincia jiennense, en las que, además de su calidad, destacan las actividades y servicios complementarios que ofrecen. En El Tranco, por ejemplo, se puede navegar en un barco solar, practicar kayak o paddle surf y hacer tiro con arco, entre otras propuestas deportivas. De igual forma, iniciativas como el Festival del Agua de Pozo Alcón o la afluencia que registran zonas como la piscina natural de Mogón, en Villacarrillo, dan buena cuenta de la importancia que Jaén da a su recurso más importante: el agua.