Dice un proverbio ruso que el bien no existiría sin el mal. Lo que se aparta de lo que es lícito y honesto. La crónica de Jaén también tiene cara b: el relato negro escrito con tinta de sangre por asesinos fríos y despiadados. ¿Existe el crimen perfecto? Cualquier experto en la materia apuntaría a la cantidad de crímenes sin resolver para dar respuesta a esa cuestión. El caso del niño del olivar, el de los novios, el cadáver envuelto en excrementos y plumas de paloma en la Plaza de Santa María, los duros enfrentamientos entre bandas y atracos que se fueron de las manos. La historia del crimen en Jaén tiene muchas caras y el doble de manos, esas que se mancharon de sangre con un objetivo para el que los medios no están justificados. El escritor ruso Fiodor Dostoievski dijo: “Nada es más fácil que denunciar al malhechor. Nada es más difícil que entenderlo”.
Sin culpable no hay castigo ni redención
“Al universo no le gustan los secretos. Conspira para revelar la verdad. Que eso sea tu guía”, Lisa Unger, escritora.
Junio de 1992. Camino de las Cuevas, paraje cercano a Jaén capital. Un pastor encuentra el cuerpo de Óscar, estaba desnudo en el interior de su coche, le habían dado dos tiros con una escopeta. Casi dos días después, a 200 metros de donde se halló el primer cadáver, encontraron el de Ana María, su novia, con un disparo en el cuello que le habían dado por la espalda. La violaron. Pasaron tres años sin pistas contundentes y se perdieron pruebas cruciales. En 1995, el testimonio de un mendigo conduce a la detención de dos sospechosos, absueltos por falta de pruebas en el primer juicio contra ellos, que se celebró en 1997. Sin embargo, el Tribunal Supremo ordenó la repetición de la vista para que se oyeran unas cintas que contenían conversaciones de los dos sospechosos grabadas durante su corta estancia en prisión, se celebró en 1998. Los audios resultaron prácticamente inaudibles, por lo que ambos sospechosos volvieron a quedar absueltos, definitivamente, en marzo de 2001. El crimen de los novios prescribió en junio de 2012 y, tres décadas después, lo que ocurrió aquel incipiente verano de 1992 continúa como uno de los grandes misterios de la crónica negra de la provincia de Jaén.
Pikikis y Mallarines: tú me la haces, tú me la pagas
“El que derrame sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios es hecho el hombre”, Génesis, 9:6.
Febrero de 2006. Antonio Mallarín cae fulminado de un disparo en la cabeza a los pies de su esposa María en la puerta de su vivienda, en el Camino del Madroñal, en Linares. Apretaron el gatillo integrantes de un clan rival, los Pikikis, que habían comprado una casa en frente de la de Antonio, al que no le hacía gracia tenerlos de vecinos. Una trifulca durante la mudanza, en la que se coló la expresión “me cago en tus muertos” —capital para los gitanos—, desencadenó el suceso fatal que hizo que ambos clanes pasaran de llevarse mal a llevarse a muerte. Ojo por ojo, diente por diente. Los Pikikis pusieron rumbo a Úbeda pues, según la ley gitana, la familia contraria debe huir del entorno de los afectados. Marzo de 2007. Los dos clanes vuelven a verse las caras en Linares. Los Mallarines, armados hasta los dientes, habían jurado venganza desde la muerte de Antonio, sin embargo, el tiroteo se saldó sin heridos. Julio de 2009. Condenan a dos Pikikis a 18 y a 19 años de cárcel por el asesinato de Antonio Mallarín. La vendetta prometida aún no se ha producido, y lo cierto es que hoy, casi 20 años después del asesinato, pronunciar el nombre de cualquiera de las dos familias en Linares todavía aviva el resentimiento.
Quebrantar la inocencia, la fechoría más ruin
“Quien con monstruos lucha, cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también mira dentro de ti”, Friedrich Nietzsche, filósofo.
Matar a un niño de corta edad. De infanticidios está plagada la crónica del Jaén más negro. Junio de 1984. Aparece el cuerpo de Juanita en el corralón de una casa abandonada en Santa Elena. El culpable fue un jornalero, de 46 años entonces, que nunca había dado un problema, según el testimonio de sus vecinos. Cogió a la niña, la llevó hasta su casa, abusó de ella y, después, la mató a golpes. Julio de 1989. Ramona, de Jimena, mató a su bebé recién nacido para ocultar la deshonra de haberse quedado embarazada. Primero trató de asfixiar a la criatura, pero optó por utilizar las mismas tijeras con las que se había cortado el cordón umbilical para causarle más de 80 heridas que acabaron con su vida. Octubre de 1998. El del niño en el olivar es uno de los crímenes más espeluznantes que se recuerdan. “El Quique” y “El Tomate”, dos adolescentes de apenas 16 años, violaron al pequeño Antonio, de 11, en un olivar cercano a la capital. Después de agredir sexualmente al niño, le dieron 28 puñaladas y le destrozaron la cabeza con una piedra. Fueron condenados a 16 años de cárcel por asesinato, pero la entrada en vigor de la Ley del Menor redujo la pena a 5 de internamiento. Su excarcelación generó polémica en toda España.
El último: Khawla, en Alcalá la Real
“De todos los animales, el hombre es el único que es cruel. Él es el único que inflige dolor por el placer de hacerlo”, Mark Twain, escritor.
Febrero de 2022. Jaula, de 14 años, era una alumna diez. Pidió a su madre que la dejara ir a casa de una amiga para estudiar. A ella no le gustaba demasiado la idea, pero finalmente accedió. La niña prometió regresar a las ocho y media de la tarde y, cuando se acercó la hora y no volvió, en el barrio se armó una verdadera revolución. La madre gritó y chilló para alertar a los vecinos y que la ayudaran en la búsqueda de la menor, también contactó con el cuartel de la Guardia Civil. Para entonces, Nazzaryn ya había llamado al 112 para confesar el crimen. La violó y la mató, dijo que el cuerpo de Jaula estaba en la Fortaleza de la Mota, pero no especificó el lugar concreto. Sobre las diez de la noche, los agentes encontraron el cadáver en una antigua iglesia apuntalada por su estado ruinoso. Fue detenido, pasó al día siguiente a disposición judicial y el juez lo envió directamente a prisión, donde permanece. Del caso, que conmocionó a los habitantes de Alcalá la Real, destaca la frialdad del autor confeso del asesinato, que antes de avisar a las autoridades de lo que había hecho, contactó con un amigo, al que le mandó una foto suya con el cuerpo. Le dijo que estaba en el castillo y que había cometido una locura.
Violencia machista: ni vivas, ni libres, ni sin miedo.
“La violencia es el último recurso del incompetente”, Isaac Asimov, escritor y profesor.
La violencia sobre las mujeres es tan antigua como la historia, y las leyes la han legitimado. Mayo de 1997. Manuel y su mujer discuten en la puerta de un pub de Linares. Se fueron en coche hacia Jaén, la discusión continuó durante el trayecto hasta que él paró el vehículo en el arcén y la golpeó. Después, llevó el cuerpo hacia el otro carril y la arrolló con su propio coche. Septiembre de 1996. Juan le asestó 12 puñaladas a su mujer en Peal de Becerro, lo que acabó con su vida. Fue el primer jiennense enjuiciado por un jurado popular en la provincia. Fue castigado solo a 5 años de prisión porque el juzgado tuvo en cuenta que se entregó a la Guardia Civil nada más cometer el crimen. Mayo de 2001. Una joven encuentra el cadáver de su madre, que había sido estrangulada en su domicilio. La Policía detuvo ese mismo día a la expareja de la víctima, a quien pusieron en libertad tras comprobar la veracidad de su coartada: estaba en un banco en el momento en el que se produjo el asesinato. Once meses después, la investigación apuntó a un joven moldavo y la primera hipótesis mantuvo que había sido contratado por la expareja de la mujer, pero un jurado popular determinó que el joven obró en solitario. Agosto de 2003. La Policía...
Asesinato múltiple y huida con violento tiroteo
“El crimen masacra inocentes para obtener un premio, y la inocencia lucha con todas sus fuerzas contra los intentos del crimen”, Maximilien Robespierre, político francés.
Abril de 1985. En el cortijo Santa Isabel, en la aldea ubetense de Santa Eulalia, asesinaron a un joven matrimonio: José María, de 22 años, y Mari Ángeles, de 19. La hija, de tan solo tres meses, murió deshidratada. Varias personas se vieron involucradas en el trágico crimen, pero se apuntó a un ubetense como autor material de los asesinatos. Había escapado de la cárcel de Jaén junto a otros dos reclusos un mes antes. El fugitivo contactó con una pandilla de conocidos, a los que invitó a dar un golpe antes de escapar definitivamente de la provincia. La Policía y la Guardia Civil le pisaban los talones, necesitaba dinero y un escondite, por lo que un grupo de seis personas comandado por él asaltaron la vivienda del matrimonio, recién instalado. Los acribillaron a tiros y abandonaron al bebé a su suerte. Huyeron con varios objetos hacia Almería y se refugiaron en Adra, donde se produjo un violento tiroteo en el que falleció uno de los delincuentes. El autor fue condenado a prisión, cumplió diez años. Tras su salida, no tardó demasiado tiempo en meterse en líos con la justicia, fue encarcelado tres veces más acusado de robos y extorsiones. Falleció en abril de 1998, sus últimos días los pasó como mendigo en Úbeda.
7 enigmas sin resolver
1.) El crimen del estudiante.
Encontraron el cadáver de Gonzalo, alumno del instituto Virgen del Carmen, en el arroyo de Valparaíso en diciembre de 1983. Un fuerte impacto en la cabeza y cinco heridas profundas causaron su muerte. El caso prescribió en 2003 sin culpable.
2.) Un “simple” tirón de bolso.
Una anciana de 82 años falleció en abril de 2004. Una joven le arrebató la cartera cuando trataba de acceder al portal de su vivienda en la calle Millán de Priego de la capital. En el forcejeo, la víctima cayó al suelo y murió. Nada se sabe de la autora.
3.) El crimen del vertedero.
Los trabajadores de la planta de residuos de Linares hallaron un cadáver. La Policía detuvo a un hombre que había convivido con la víctima como principal sospechoso de su muerte. Pese a jactarse de haberlo hecho, no hubo más pruebas contra él.
4.) El cadáver de la Catedral.
Una pareja encontró el cuerpo de un hombre cubierto de heces y plumas de paloma en la Plaza de Santa María de Jaén. ¿Lo asesinaron? ¿Murió por accidente a causa de su estado de embriaguez? ¿Quién gritó “ven aquí Satanás, que soy tu hermano”?
5.) El camarero del Princesa.
En 1995, encontraron el cadáver de un camarero en el pub donde trabajaba. Los agentes no sacaron nada en claro de los interrogatorios. El acusado, un hombre con problemas de salud mental, se suicidó antes de las pruebas forenses que lo incriminaron.
6.) Moribundo en Andújar.
. Un hombre que paseaba a caballo por la Sierra de Andújar encontró a un hombre moribundo al que le habían dado ocho disparos. Falleció. Pese a las distintas líneas de investigación que se abordaron en el caso, no hay nada cierto como para hacer detenciones.
7.) Asesinato en el mercado.
Los investigadores no encontraron ni un solo hilo del que tirar en un caso que indignó a los jiennenses. Pedro, que llevaba un puesto de pescado en el mercado de mayoristas, fue asesinado de un disparo en la cabeza durante un atraco a su negocio.