Por definición, los ayuntamientos son las corporaciones integradas por el alcalde y concejales de un municipio para su administración y gestión. En la práctica, es la más cercana al ciudadano, cantera donde los políticos ahondan en el aprendizaje de la que sea, quizás, la lección más importante para el adecuado ejercicio de su —casi siempre mal vista— profesión: el trato cercano con el vecino. Porque en la política municipal no hay más cera que la que arde y los colores suelen pasar a un segundo plano, sobre todo en los núcleos de población más pequeños, donde es la gestión del alcalde y su equipo lo que determina si revalidará o no el bastón de mando para la siguiente legislatura. No es la figura del ayuntamiento la que impulsa grandes proyectos en una ciudad, al menos no los más grandes, pero sí los que resuelven las necesidades más inmediatas del ciudadano de a pie, véase desde un corte de agua por la rotura de una canalización hasta la reposición de los adoquines de una calle en avanzado estado de deterioro. Cuestión de urgencia e importancia: lo importante raramente es urgente y lo urgente es pocas veces importante. Ya lo dijo la entrañable Mafalda de Quino, “lo urgente no deja tiempo para lo importante”, pero es que a veces lo urgente no puede esperar más.

Presupuesto, dos raíces latinas: “antes de lo hecho”

A un año vista, el presupuesto municipal es la herramienta más importante con la que cuenta una Administración local, puesto que es el documento en el que se recoge la previsión anual de ingresos y gastos del Ayuntamiento y en el que se plasma en qué se gasta, qué cantidad y cómo se financia esa inversión a través de los ingresos. La regla básica, como en cualquier planificación presupuestaria, es que no pueden salir más gallinas de las que entran. El documento no deja de ser una previsión, por lo que las cifras que en él se expresan no son inamovibles a lo largo del año, aunque haya partidas de gasto que son conocidas desde el momento de su confección. Los ayuntamientos poseen varias vías de financiación, destacan los impuestos, la más importante, pero en el listado también figuran la participación en los tributos del Estado o los ingresos procedentes de su patrimonio y demás de derecho privado, como las donaciones, las subvenciones, los precios públicos, las multas o sanciones y las operaciones de crédito, entre otros métodos. Con lo que se planea recaudar, el Ayuntamiento pone también sobre el papel lo que se va a gastar, capítulo en el que destacan las inversiones reales, que suelen ser el termómetro más adecuado para medir el grado de satisfacción de los vecinos de un municipio.

Entre la importancia de lo urgente y los grandes proyectos

Aunque haya excepciones que confirman la regla, las obras faraónicas —que destacan por su lujo excesivo o porque exigen demasiado esfuerzo, especialmente inversor— son competencia de administraciones públicas más solventes que los ayuntamientos, que centran sus esfuerzos económicos, o los de sus ciudadanos, en otras materias que son de vital importancia para el funcionamiento diario de cualquier municipio. Principalmente, los ayuntamientos se encargan de la seguridad en lugares públicos, así como de la ordenación del tráfico de vehículos y personas en las vías urbanas. Entre sus competencias también figuran las de prevenir y extinguir incendios, promocionar y gestionar viviendas, mantener parques y jardines, pavimentar vías públicas urbanas y conservar las rurales, además del patrimonio histórico-artístico de la ciudad, sus cementerios, sus mercados de abastos y ferias. También se encargan de prestar servicios sociales y de reinserción, del suministro de agua y alumbrado, del transporte público de viajeros o del servicio de limpieza viaria y retirada y tratamiento de residuos. Esto no quiere decir que no haya dinero para lo que en clave presupuestaria se denominan inversiones reales, esas intervenciones más visibles que son, además, las que reportan un mayor rédito electoral: la ciudad de Jaén licitó más de 9,5 millones de euros en obra pública en 2022.

El “crowfunding” de 1987: “Si una peseta me diera cada español...”

“...pero no a mí, adonde tienen que darla, quizá saldría de la deuda”. Lola Flores prometía una “convidá” a todo aquel que la ayudara a salir de la complicada situación en la se había metido con Hacienda. Casualidades o no, el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, tierra natal de la artista, es uno de los más endeudados de España. El de Jaén no se queda atrás, y es que, al alcalde, Julio Millán, le haría falta algo más que una peseta de cada jiennense para sacar al Ayuntamiento que gobierna del pozo de casi 505 millones en el que se encuentra, concretamente 4.511 euros por cabeza son los que harían falta para sanear la Administración local de la capital jiennense. Son datos de 2021 del Ministerio de Hacienda y Función Pública, que también pone nombre a los otros dieciséis ayuntamientos endeudados de la provincia. En segunda posición está el de La Puerta de Segura, cuya deuda asciende a 3.460 euros per cápita con una población de 2.250 habitantes. La medalla de bronce es para Orcera: su Ayuntamiento debería recibir 3.350 euros de cada vecino para quedarse a cero. Completan la clasificación Campillo de Arenas, Torres de Albanchez, Puente de Génave, Jamilena, La Carolina, Los Villares, Segura de la Sierra, Cazorla, Noalejo, Marmolejo, Bedmar y Garcíez, Albanchez de Mágina, Villacarrillo y Andújar.

Refuerzo de la seguridad en detrimento de las políticas de vivienda

Jaén, Linares y Úbeda son los ayuntamientos que más dinero gestionan en la provincia. El de la capital, cuyo último presupuesto asciende a 160 millones y que comporta un gasto de 1.449 euros por habitante, invertirá principalmente en reducir su deuda pública, así como en servicios de carácter general con especial atención a las políticas de bienestar social y comunitario. Una buena parte se dedicará a reforzar la seguridad y la movilidad en la ciudad y otro tanto se emplea en mejoras en materia de vivienda y urbanismo. La previsión presupuestaria de Linares, fijada en un total de 49 millones de euros, deja claro que el Ayuntamiento de la Ciudad de las Minas se gastará 857 euros por habitante y que planea hacerlo en seguridad, bienestar social, cultura y otros servicios de carácter general, partidas al alza. Por contra, decrece la inversión en vivienda y urbanismo con respecto al presupuesto anterior. En tercera posición, las cuentas de Úbeda ascienden a un total de 40 millones, 1.172 euros por habitante que se emplearán en nuevas infraestructuras, así como en blindar el sector comercial y turístico de la ciudad. Destacables son también inversiones en materia de seguridad y movilidad ciudadana, servicios sociales y deporte. Este año habrá menos dinero que los anteriores para políticas de vivienda y actividades culturales.

El Ayuntamiento de los ayuntamientos

¿Son realmente necesarias las diputaciones? No es extraño un debate que cíclicamente surge en el panorama político nacional, y es que estas administraciones, que suelen ser conocidas como el Ayuntamiento de los ayuntamientos en una provincia, emplean a 62.000 personas y manejan un presupuesto que supera los 21.000 millones de euros al año. En concreto, la Diputación Provincial de Jaén cuenta con más de 317 millones de euros para este ejercicio, lo que supone un aumento de 26,87 millones con respecto a las cuentas de 2022. Las competencias que ostenta cualquier diputación van desde políticas de igualdad y bienestar social hasta economía y hacienda, promoción y turismo, infraestructuras municipales, deportes, agricultura, ganadería, cultura y empleo, entre otras. Según la Asociación Provincial de Constructores y Promotores de Obra de Jaén, las inversiones públicas más significativas acometidas en Jaén por la Diputación Provincial durante el pasado año 2022 son la mejora en el centro de tratamiento de residuos Jaén-Sierra Sur, por un importe superior a los 890.000 euros; el contrato de obras para la reparación de firme en la JA-3309 entre Jamilena y Martos, con 856.000 euros de inversión, y el proyecto de mejora en el centro de tratamiento de residuos del Guadiel, con 573.000 euros para su ejecución.

Perro no come perro

El Gobierno no puede combatir la corrupción porque la corrupción es él. Es una visión demasiado catastrófica de lo que significa la política en cualquiera de sus niveles, pero lo cierto es que la corrupción sigue entre las principales preocupaciones de los españoles pese a los esfuerzos de los servidores públicos por relegarla a la tercera posición, por detrás del paro y los problemas económicos. Dice mucho de un país que la “mala praxis” y la negligencia de sus políticos figure como uno de los problemas en los que más piensan sus ciudadanos, pero así es España. El ejemplo local más representativo está en el caso Matinsreg, que culminó en 2021 con una sentencia condenatoria por “pagos inflados” en el Ayuntamiento que supusieron un perjuicio económico valorado por la Audiencia Provincial de Jaén en 3,4 millones de euros, calderilla si se compara tal cantidad con los 505 millones de deuda que ahogan a la Administración local jiennense. Sin que sirva tal comparativa como justificación de un comportamiento deleznable, cabe recordar que el nombre del caso se debe a la empresa concesionaria del mantenimiento de las fuentes públicas de la capital, cuyo empresario reconoció la trama durante el juicio y depositó un millón de euros para resarcir daños, y es que arrepentirse no borra el pasado, pero lo libera a uno de la carga que supone llevarlo sobre los hombros.