Todos con Pedro

25 nov 2019 / 09:00 H.

Es el momento de aunar voluntades, de despejar balones y dejar el campo limpio como la patena. Quienes están dispuestos a jugar este nuevo partido que ofrece la política nacional no tienen más remedio que abrazar la fe del equipo, apartar diferencias y obedecer al entrenador, al presidente y hasta el “sursum corda”. Símil aparte, lejos quedan aquellos tiempos de batalla entre los seguidores de Susana Díaz y los de Pedro Sánchez, un pulso que está claro quién lo ganó en una última cita con las urnas que no se puede volver a repetir. Ya está abierta en canal otra etapa, con ausencia de contrapesos para el líder, en la que la voz de Jaén sonará con fuerza. La provincia con más “tirón” socialista del panorama español juega un papel estrella en el capítulo de la historia de la conformación de un Gobierno que necesita mucho más que el apoyo de Unidas Podemos. Todos a una con el presidente para que pueda negociar con libertad con Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y deje de estar en funciones. Y, por supuesto, para que el abrazo con Pablo Iglesias sea mucho más que una mediática puesta en escena.

Fue el sábado pasado cuando la militancia acudió a las otras urnas, las internas, con más alegría que en la última ocasión. No está mal recordar que, en enero de 2016, Pedro Sánchez sorprendió con una propuesta de consulta a los suyos sobre un posible pacto en el que, como ahora, la abstención de la fuerza política catalana era necesaria en la ecuación para alcanzar la mayoría absoluta en la investidura. Entonces volaban los cuchillos en el seno del Partido Socialista y la alarma de los dirigentes territoriales, en una guerra evidente contra el “mandamás”, se extendió bajo el aviso de que no iban a tolerar ese acuerdo que algunos, como Susana Díaz, llegaron a dar por consumado. Fue ella, precisamente, quien llegó a pedir “claridad” en una posible negociación con ERC que, en realidad, nunca llegó a producirse. Sin embargo, en política están de moda los giros. Como dice la letra de la canción de Ana Belén, “cambia, todo cambia”. Casi cuatro años después, a falta de conocer los datos provincializados, controlados por Ferraz, las bases socialistas ratificaron el pacto de conveniencia con Unidas Podemos con un respaldo del 92%. La participación fue del 63,1%, once puntos más que la de la consulta de febrero de 2016, que fue del 51,7%. Ni que decir tiene que el “sanchismo” impera en una organización en la que no se mueve ni una hoja por más que el viento se empeñe.

La dirección andaluza cierra filas en torno al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Susana Díaz, consciente de que su futuro político está en juego, sella la paz en un momento, además, complicado por una sentencia que supone un mazazo judicial para los líderes históricos del socialismo en Andalucía. Ya no hay dudas. Las voces críticas se restringen a unos cuantos que fijan su mirada en Huelva, donde los “antisusanistas” cogieron fuerza desde el cese de Mario Jiménez.

La dirección jiennense, con Francisco Reyes al frente y con un peso cada vez más destacado, está convencida de que hay poner freno a la suma de la derecha con políticas progresistas que solo su partido está dispuesto a liderar. A la provincia, al igual que a la capital, le viene bien un Gobierno central con las mismas siglas para desbloquear proyectos e impulsar otros nuevos que contribuyan al crecimiento de la tierra del mar de olivos, sobre todo, ahora que su aliado no es la Junta de Andalucía. Un antes y un después es lo que vive, en estos momentos, una organización política que no lo tiene nada fácil.