Punto de encuentro
Pasa el tiempo sin pena ni gloria y, mientras tanto, los jiennenses asisten, atónitos, a las promesas incumplidas de quienes tienen la sartén por el mango y quieren, pero nunca pueden
El tiempo pasa para todos y, mientras tanto, la capital se detiene. Nadie es responsable del estancamiento de una ciudad en la que los jiennenses demuestran que tienen ganas de más, porque no hay más que dar un “garbeo” por las calles del centro, en una otoñal noche de sábado, para darse cuenta de que hay gente dispuesta a darlo todo. Las arcas municipales estaban, están y estarán como la hucha de un recién nacido, pero toca reinventarse para no morir en el intento. Las promesas electorales huelen a chamusquina después de un año en el que la oposición tiene argumentos para hartarse. Queda claro que, entre unos y otros, la casa sigue sin barrer. Hay ejemplo para el aburrimiento y, especialmente, uno clama al cielo.
Se trata de la Estación de Autobuses, un edificio interesante desde el punto de vista arquitectónico, situada en un emplazamiento estratégico de Jaén y, sin embargo, en una situación deprimente y preocupante para quienes residen a su alrededor. El Hotel Rey Fernando, convertido en un lugar de moda para los casamientos a mediados del siglo pasado, tiene las puertas cerradas a cal y canto y la inseguridad en esta céntrica zona es el principal caballo de batalla de quienes apostaron por hacer la mayor inversión de su vida: su vivienda. Tampoco los establecimientos comerciales salen beneficiados, con este panorama, de la proximidad de un centro logístico de transporte comparable al ferroviario del Bulevar.
El caso es que el anterior alcalde, Julio Millán, presentó un proyecto para revitalizar la zona que, finalmente, quedó en barbecho. Y, justo en los prolegómenos de las elecciones municipales, el entonces candidato a la Alcaldía por el Partido Popular, Agustín González, planteó una prometedora iniciativa para activar el comercio, concentrar la oferta cultural y deportiva para los jóvenes y propiciar que la infraestructura hotelera tuviera la categoría de cuatro estrellas y más de cien plazas. Dio detalles, porque es importante poner el cascabel al gato y, en este sentido, plantear qué ocurrirá con la propia Estación de Autobuses en un futuro que se presagia lejano. Inciso: sigue abierto el debate sobre la continuidad en el lugar en el que está, para no desmantelar el centro, o sacarla de la ciudad para descongestionar el tráfico. El caso es que el proyecto del actual alcalde pasaba por el traslado de este centro logístico de transporte a las afueras de la capital y, aunque Vaciacostales no parece la opción más probable, lo cierto es que hay alternativas para una ubicación en la que el tranvía jugará un papel primordial. Importante maridar los dos sistemas públicos en armonía y convivencia. ¿Cómo es posible que, después de más de un año en el poder, ni el Partido Popular ni Jaén Merece Más hayan desempolvado esta promesa electoral?
La solución, en cualquier caso, no será fácil. Hace falta que llegue un inversor con una buena cartera debajo del brazo que posibilite dar una vuelta a una plaza que, en tiempos de Carmen Peñalver en la Alcaldía, sufrió una remodelación que tuvo pocos frutos, porque desde entonces nadie puede cuestionar que está en declive un entorno en el que la seguridad brilla por su ausencia. ¿Se acuerdan de la fuente principal hecha añicos? Entonces se llamaba “Coca de la Piñera” y, en aquel momento, hacía las veces de una rotonda más que de un espacio público. Para recuperar terreno para el peatón, adecuar la zona y mejorar el maltrecho tráfico del área, el Ayuntamiento de Jaén impulsó unas obras de remodelación que no estuvieron exentas de polémica. Era el año 2009 y, ahora, con el nombre de “Libertad”, el equipo de Gobierno está llamado a cumplir con lo prometido sea como sea. ¿Lo conseguirá?