Legislatura de infarto

Punto número 25 del Acuerdo por Jaén: “Centro de salud Alameda: finalización del parking con acceso distinto al actualmente diseñado para el mismo”. Aquí está el “quid de la cuestión”, la zona más estrecha del embudo y la mecha que está a punto de explotar. Vamos por partes. La Junta de Andalucía tiene prácticamente terminada la construcción de un centro de salud en lo que un día fue un Campo Hípico, en un lugar representativo de Jaén, junto a uno de los parques con más solera histórica y arquitectónica de la capital. Justo en ese lugar proyectó la exalcaldesa Carmen Peñalver un aparcamiento destinado a descongestionar uno de los principales accesos a la ciudad que quedó cimentado y abandonado, como el tranvía, el parque acuático... Pero eso es harina de otro costal. El caso es que, ahora, justo en este instante que quedará grabado para la prosperidad, se alza una infraestructura sanitaria que tiene a una buena parte de la sociedad en pie de guerra por un motivo concreto: el acceso que se ejecuta en este momento.

Ya se sabe que el Partido Popular y Jaén Merece más firmaron un pacto de gobernabilidad con 100 medidas, más una, que tiene su punto de inflexión en la que hace 25. Sin embargo, nadie puede llevarse a engaños. Ese acuerdo puntual tiene que ver con el acceso al futuro aparcamiento, que todavía está en pañales y sin definición, no con la entrada de vehículos de emergencia al centro de salud, que es lo que motiva los desacuerdos que tambalean el “matrimonio” municipal. Está claro que son dos conceptos totalmente diferentes que es necesario que la ciudadanía conozca al detalle antes de posicionamientos con manipulaciones y tergiversaciones políticas que a lo único que conducen es al encrespamiento social y a las cortinas de humo de lo verdaderamente importante.

Los padres y madres de alumnos del colegio Jesús-María, situado en el Parque de la Alameda, escucharon al alcalde, Agustín González, las explicaciones de primera mano al respecto y hoy está previsto que el máximo dirigente municipal se desplace hasta el lugar, tal y como prometió, para ver sobre el terreno que lo prometido es deuda y que no habrá agresión alguna a una de las zonas verdes más señeras de la capital, con protección incluida que obtiene todos los respetos. Jaén Merece Más, que está en el Gobierno local desde hace ocho meses, tiene el derecho a reivindicar lo que considera justo para los jiennenses, pero no puede olvidar sus obligaciones municipales, de tal forma que ambos partidos están llamados a tener la altura de miras que exigen los ciudadanos para solucionar un problema en el que lo menos conviene es avivar las llamas entre los escondites del desconocimiento de un proyecto que no es de recibo que, a estas alturas, corra peligro.

Está reconocido por escrito que el malestar entre quienes firmaron un acuerdo para provocar el giro político en el Ayuntamiento de Jaén se acrecienta, pero nadie sabe cuál es el posicionamiento de los tres concejales que representan a esa fuerza política surgida de una plataforma y que, a ojos del vecino de a pie, da la impresión de que dirige en dirección opuesta a sus propios ediles. El silencio de su portavoz, Manuel Carlos Vallejo, dice mucho de la situación que viven quienes están al pie del cañón en el día a día de una labor que no debe ser nada fácil, por aquello de estar entre la espada y la pared o en misa y repicando.

Mientras tanto, los máximos representantes de los partidos de la oposición se retrepan en sus butacas para asistir a un espectáculo de tantos cuantos se esperan en una legislatura de verdadero infarto.

Se llama Carlos Rodríguez, es conservador de museos por oposición y prepara su maleta para recalar en el espacio museístico por antonomasia de la provincia, un edificio de principios del siglo XX situado en pleno Paseo de la Estación. Sustituye en el cargo a Francisca Hornos, la directora durante 16 años que fue cesada por la Dirección General de Museos y Conjuntos Culturales a finales del año pasado. Arqueóloga y conservadora del Patrimonio en el Cuerpo Superior Facultativo de la Junta de Andalucía, continúa su labor en su puesto en Bienes Culturales en un momento en el que su cambio no fue el único. También fue destituido el director del Museo Arqueológico de Granada, Manuel Ramos Lizana, “por falta de confianza”, lo que generó el rechazo de profesionales del mundo de la arqueología, la investigación y la docencia universitaria. En septiembre dimitió el director del Museo de Huelva, Pablo Guisande, por diferencias también con la Delegación de Cultura. En el caso de Paqui Hornos, el cese fue desde Sevilla, desde la Dirección General de Museos y Conjuntos Culturales. A su sucesor le tocará reordenar el Museo Provincial de Jaén cuando se consuma el traslado de piezas al Museo de Arte Ibero.

Si alguien piensa que la política está en las grandes ciudades cae en el error. No hay más que darse un paseo por los plenos de recónditos pueblos de la provincia para asistir a pulsos entre dirigentes con dialécticas para escribir un libro. El último capítulo ocurrió en Noalejo, donde el alcalde, Antonio Morales, tuvo que salir al paso de las acusaciones realizadas, a través del Partido Popular, por su portavoz, Rosa López. La edil de la oposición, escudada en Miguel Contreras, acusó al máximo dirigente municipal de “agresiones verbales inadmisibles y despreciables con descalificativos como ignorante, demagoga o tonta”. El alcalde, a través del Partido Socialista, contesta: “El Partido Popular está intentando embarrar continuamente los plenos”. Política de alto voltaje.