La nueva moda

02 dic 2019 / 11:18 H.

Ocurrió con el edificio creado en la antigua manzana de la Escuela de Peritos el 29 de noviembre de 2007 y la historia se repitió en Las Lagunillas el mismo día de idéntico mes de 2019. Fue el Partido Popular el que promovió la construcción de un centro comercial y, paradojas de la vida, le tocó al Partido Socialista cortar la simbólica cinta de la inauguración. Quienes sufrieron las críticas de la amenaza que supone el impacto de las grandes superficies para los establecimientos de toda la vida se convirtieron en convidados de piedra en una puesta de largo en la que sus verdaderos protagonistas brillaron por su ausencia, justificada, eso sí, para no incurrir en la crítica fácil. Lo mismo que a la socialista Carmen Peñalver le tocó abrir las puertas de El Corte Inglés, después de años de polémica política y urbanística con Miguel Sánchez de Alcázar como alcalde, fue otro socialista, en este caso Julio Millán, quien hizo los honores en “Jaén Plaza”, un proyecto que comenzó con José Enrique Fernández de Moya y continuó con Javier Márquez, ambos del Partido Popular.

El destino hizo que los mismos que se opusieron en los plenos del Ayuntamiento de la capital a la creación de proyectos comerciales de tan singular envergadura estuvieron en primerísima fila en la apertura de la primera fase de un parque que supone una revolución urbanística de primer orden y un foco de atracción económica y de empleo con tentáculos extraprovinciales. Sin embargo, al César lo que es del César, la continuidad del proyecto por parte de un equipo de Gobierno que nada tiene que ver con el que lo promovió constituye todo un ejemplo de cómo hacer política en unos tiempos en los que los ciudadanos lo único que quieren es soluciones, puestos de trabajo, bienestar social y reservar la maleta solo para las vacaciones.

La apertura de la primera fase del centro comercial Jaén Plaza dejó claro que el Grupo Alvores, que luchó contra viento y marea contra los obstáculos burocráticos derivados de un Plan General de Ordenación Urbana anulado, reconoció el trabajo realizado por los de antes y, entre líneas, vio el cielo abierto con los de ahora. Un ejemplo: la construcción de un hotel con ochenta habitaciones quedó en papel mojado en la anterior legislatura municipal y, sin embargo, uno de los anuncios realizados el viernes fue, precisamente, la creación de un complejo hotelero y negocios. Su implantación en la capital sigue imparable. Las negociaciones para extender su presencia en otros lugares estratégicos de la ciudad, en los que el tranvía cobra especial importancia, están en el momento más álgido y, por temor a que se rompan, se mantienen en silencio.

El caso es que la política que, como decía Gaspar Zarrías, es el arte de hacer posible lo imposible, convierte en protagonistas a quienes estuvieron en segunda fila, y viceversa. La verdad es que nadie esperaba la presencia de José Enrique Fernández de Moya en la inauguración de “Jaén Plaza”, pero sí la del actual senador Javier Márquez, a quien, por cierto, también se le acusó de retrasar la infraestructura. Adujo motivos personales, y aquí paz y después gloria. Quienes representaron al anterior equipo de Gobierno (hoy principal grupo de la oposición), con Manuel Bonilla a la cabeza, se encargaron de recordar al personal que tanto el Partido Socialista como Ciudadanos (hoy en el poder municipal) votaron en contra de la construcción de un parque comercial que, en la actualidad, es la principal arma para recuperar la capitalidad de una ciudad con unas cuantas asignaturas pendientes que dependen de otras administraciones públicas de diferente signo político. Mirar hacia adelante, con la mirada puesta en el ciudadano, tiene que estar de moda.