La batalla municipal

30 mar 2020 / 16:33 H.

Son verdaderos guerreros en una batalla que irrumpió en sus vidas, como en las nuestras, de la forma más inesperada. Están al pie del cañón, desde la trinchera de sus casas, las particulares y las consistoriales, para intentar que el coronavirus no salte la frontera en la que viven sus vecinos con todas las prestaciones de una ciudad y las ventajas de la tranquilidad de un pueblo. Los alcaldes agudizan el ingenio en una crisis sin precedentes, para la que no existe manual de instrucciones y en la que ponen todas las herramientas al alcance de la mano de su gente para luchar por algo que, en estos momentos de la “película”, priorizamos por encima de todo: la salud. La supervivencia del ser humano, sin distinción de edades, clases sociales ni cualidades superfluas, une a los dirigentes municipales en una acción conjunta que no distingue de colores ni de símbolos políticos.

Las redes sociales son el balcón al que se asoman los alcaldes, cada día, para anunciar bandos, iniciativas y decisiones, en definitiva, mediante las que intentan sobrellevar un confinamiento que priva de libertad a quienes están acostumbrados a vivir con las puertas de sus casas abiertas. También recomendaciones y consejos para sobrellevar la ansiedad del momento, derivada, fundamentalmente, de la pérdida de seres queridos propios y ajenos. La desinfección de las calles fue y es una de las principales acciones municipales, efectuadas con personal de los ayuntamientos y agricultores que colaboran, desinteresadamente, en el bien común de sus vecinos. Un paseo virtual por el Facebook da fe de que no hay municipio jiennense en el que no haya una fotografía que ilustre un proceso de limpieza necesario para combatir el coronavirus. Los alcaldes y las alcaldesas no cesan de insistir, en mensajes públicos y privados, en la necesidad de ese lema que se repite a cada instante, #quédateencasa, una labor a la que contribuyen los cuerpos y fuerzas de seguridad, que velan en pueblos y ciudades por el cumplimiento del decreto del estado de alarma.

Hay pueblos enteros que, con el beneplácito y la gestión de sus máximos dirigentes, tienen instaladas estructuras industriales de primer orden en las que prima la artesanía casera por encima de todas las cosas. Una red de voluntariado combate el paso de las horas con una labor altruista que beneficia a hospitales y residencias en unos momentos en los que el material de protección brilla por su ausencia. Son tantos los casos que sería imposible en este artículo enumerar los patrones de municipios en los que mujeres, fundamentalmente, cosen mascarillas, batas, gorros y, en general, escudos contra un virus mortal. Ellas cosen y ellos, sobre todo, reparten telas, gomas y todo tipo de instrumentos necesarios para confeccionar algo que los gobiernos buscan debajo de las piedras y que llegan con cuentagotas. Las iniciativas de los ayuntamientos afloran en tiempos de “guerra”. Hay un caso que empieza a hacer cundir el ejemplo entre quienes ostentan los bastones de mando. Se trata del alcalde de Montizón. Valentín Merenciano anunció, a través de su perfil de redes sociales: “Desde aquí, y dada la situación tan difícil y triste por la que estamos pasando, quiero hacer saber a todos mis vecinos que mi sueldo del mes de marzo como alcalde del Ayuntamiento de Montizón será donado íntegramente para tratar de ayudar en la medida de lo posible a luchar contra esta terrible pandemia. Abriremos una cuenta para todos aquellos vecinos que también deseen colaborar”. El de Arquillos, Miguel Ángel Manrique, se sumó al carro, lo mismo que el Partido Popular de Baeza y, a partir de ahí, llegará cascada de responsables comprometidos con una situación que marcará un antes y un después en el devenir de los 97 municipios que hacen provincia.